domingo, 20 de mayo de 2007

Y como de amores va la cosa hoy, os cuento dos cosas curiosas que he descubierto este domingo: la primera ha sido la boda multitudinaria que se ha celebrado en la capital serbia: 50 parejas se han casado al unísono en el consistorio, que queda apenas 3 ó 4 minutos andando de mi casa. Y después, han recorrido las calles de Belgrado a ritmo de truba, típica de los enlaces serbios... Las vecinas me han explicado que esta macroboda se celebra cada año, que el ayuntamiento se encarga de organizarles la ceremonia a las 50 primeras parejas que lo soliciten, incluido el banquete. El motivo lo desconozco, pero os aseguro que ha sido extraño asomarme a la ventana al escuchar la escandalera musical y encontrar una larga hilera de vestidos de novia blancos con sus respectivos compañeros entrajetados. Os dejo alguna muestra por aquí.


La segunda cosa que he descubierto hoy ha sido en casa de Nikola, que me ha invitado a una barbacoa a la que también han venido algunos de sus amigos. Al sentarnos a la mesa, yo he ido a parar curiosa, e inocentemente, a la esquina. De repente, se han puesto como locos diciéndome que ahí no me podía sentar: yo pensaba que esa reacción se debía a que era la "invitada", la "ajena" al grupo de amigos (puesto que era la primera vez que veía a muchos de ellos), pero no: la razón era que, según la tradición serbia, quien se sienta en la esquina, no se casa. Y claro, semejante maldición no se la podían echar a una señorita como yo :)))

3 comentarios:

Anónimo dijo...

TE QUIERO CHIKI

Odara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Odara dijo...

Lo de sentarse en la esquina debe de ser una tradición eslava, porque en Polandia es igual :)