jueves, 31 de mayo de 2007

Impotencia onírica

Hoy he pasado una noche fatal. No es que haya dormido intranquila por algo concreto, sino que mis gemelos no me han dejado dormir. Me daban calambres y tenía que levantarme corriendo y poner el pie firme en el suelo... Dicen que es falta de pescado, o algo así. No sé... la verdad es que mucho no como porque en este punto de la geografía poco apetece; pero no sé yo si serán cosas de la constitución de cada uno, ya que desde pequeña he sufrido con cierta frecuencia dichos calambres a pesar de que en casa sí comíamos pescado o llevaba, por lo menos, una dieta más saludable que la que estoy llevando últimamente :( . Pero ese es tema aparte: probablemente sea parte del proceso de mi serbianización, que es algo que llevaba días pensando y que comentaré en breve. Lo peor es que el dolor en los gemelos me dura todo el día: siento que llevo un perro enganchado a la pierna, mordiéndome, sin dejarme en paz todo el día.


También he tenido un despertar dulce, pero amargo al mismo tiempo. Y es que no suelo recordar qué sueño, sólo en días contados, lo cual me da mucha rabia. Me encantaría saber qué piensa mi mente, qué maquina, con qué juega. Los días que logro recordar mis sueños me siento feliz y hoy, por suerte, ha sido uno de ellos: cuando el despertador ha sonado, con ese sueño tan intenso y todavía vivo, fresco, latente, he pensado de forma fugaz: "esto va para el blog, tengo que comentarlo". He ido a la cocina, he tendido la ropa que tenía en la lavadora, he preparado un café con leche y tostadas y he venido hasta aquí... y ahora no recuerdo qué he soñado. De mi despertar hace ya una hora y no sé en qué momento lo he olvidado, pero no consigo acordarme absolutamente de nada: ni del tema, ni de los protagonistas, ni mucho menos de los detalles, como es evidente. Así que si tengo suerte, y a lo largo del día se produce uno de esos momentos flashback, que a menudo también me sucede, esta noche os diré qué había estado maquinando mi mente esta noche pasada.


Todo esto me lleva a pensar que creo que ha llegado el momento de hacer lo que un día Albert, un compañero de clase de la universidad, alguien muy inteligente e interesante, comentó: que tenía una libreta pequeñita justo al lado de donde dormía y al despertar inmediatamente vertía lo que recordaba de su sueño. También escribía la fecha. Según él, había descubierto que tenía un ciclo: temporadas que recordaba soñar más y otras de desierto onírico, y que se le repetía cierto tipo de sueños. Aquella idea me fascinó, pero dos años más tarde todavía sigo con las ganas de ponerla en práctica, aunque sin hacerlo. Quizá hoy sea el día... A ver si compro una libretita ahora que salga, pues tengo que ir al mercado después de unos cuantos días (muchos, diría yo) sin acercarme.


Han abierto un gran mercado cerca de casa (Zeleni Venac) y todavía no lo he ido a ver. Lo han estado reformando desde que llegué aquí en septiembre de 2005. Para los que no lo sepáis, en Serbia existen numerosas tiendas de barrio y supermercados, pero es mucho más habitual que la gente vaya a comprar a los mercados abiertos con un montón de paradas. Algo semejante al que ponen en Pego los jueves por la mañana o en Verger los viernes, aunque son mucho más grandes, bonitos y completos. Y la fruta y verdura sabe mucho mejor que en España. Es de verdad, con sabor. Quiero comprar cerezas, que son una de mis frutas favoritas y que todavía no he probado este año. El año pasado, cuando vivía al lado de Kalenić, el mercado más grande y bonito de todo Belgrado, solía ir cada día y, llegado mayo, el mercado estaba invadido de auténticas montañas de cerezas... tan rojas y tan vivas como ese sueño que, supuestamente, he tenido hoy y del que sigo sin noticias...

4 comentarios:

Odara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Odara dijo...

Supongo que cada uno tiene su remedio de la abuela, pero dicen que lo de los calambres se debe a falta de potasio y/o de magnesio, no me acuerdo bien. Creo que los plátanos son buenos para eso. Pero igual no. Siempre puedes investigarlo en internet, ya que te veo hecha una experta ;)

En cuanto a los sueños, yo durante mucho tiempo anduve emparanoiado con la idea de que si uno duerme, pongamos por caso, ocho horejas diarias y se las pasa soñando cosas terribles, aunque luego no se acuerde durante el día eso tiene que condicionarle de alguna manera, seguro que esa persona no puede sentirse bien, pues al fin y al cabo, por mucho que sea inconsciente (lo cual no le resta un ápice de su valor, de hecho en la vida "consciente" hacemos y pensamos la mayor parte de las cosas de forma automática), es un tercio de tu vida...

Por cierto, sé que te debo un megamail, pero me voy de viaje en un par de horas, así que queda pa la semana que viene. Ya sabes cómo es esto... ;)

mmelekk dijo...

Pues en efecto. Tenías razón. Lo he comprobado en internet y es falta de potasio. Me faltan la carne y las legumbres en la dieta... La carne la abandoné desde que vivo en Serbia. Sólo la tomo cuando salgo a comer por ahí. Y las legumbres, pues no las suelo tomar en general. No soy muy "legumbrera" yo, pero me huele que este fin de semana que tengo más tiempo me va a tener que tocar cocinar algún potaje :)

En cuanto a las búsquedas de internet, es curioso pero para algunas cosas ni se me ocurre (véase el caso de los calambres. De no ser porque lo has dicho, probablemente ni se me hubiera ocurrido consultar). Sin embargo, cuando estaba en la carrera siempre pensaba cómo puñetas se lo montarían los traductores antiguamente sin internet, porque yo cuando tengo que buscar algún tema o quiero averiguar algo concreto recurro, en primerísimo lugar, a la red... Incluso para llegar a una biblioteca de papel, paso primero por la digital... Los tiempos, que cambian :)))

Gracias por los comentarios y disfruta en Poznañ (o como se diga...:( )

Odara dijo...

Sí, yo también lo pienso, no sé cómo haría yo para traducir si no fuera por San Gúguel...

Hm, y me ha escamado tu comentario sobre la carne y las legumbres porque de lo primero como cada vez menos (me estoy vegetarianizando mogollón) y de lo segundo más bien poco, aunque sí me gustan, pero no sé cocinarlas, está claro que va a ser el siguiente paso en mi aprendizaje culinario. Anna hacía una ensalada con rúcula y lentejas que estaba increíble, voy a tener que pedirle la receta... ñam... Aunque, la verdad, cocinar o preparar platos para uno solo no es tan motivador...