domingo, 29 de abril de 2007

Relax en la Serbia profunda...

Hoy hemos ido a pasar el día al centro de Serbia. En concreto, al pueblo de Natalia… No me acuerdo del nombre del pueblecito ahora :( La verdad es que iba un poco desmotivada, pero al final me lo he acabado pasando muy bien. Había matanza de cordero previa y después, comilona a la serbia: rakija o pelinkovac (licores) para comenzar abriendo el apetito (yo este año me negué; el año pasado ya sufrí las consecuencias en carne propia), y después ensalada de col, de tomate, pepino y guindilla, entremeses a la serbia,

tortillas españolas made-by-Miguel, y como no, sarma (hojas de col rellenas de carne y arroz. Está de muerte) made-by-la-suegra, y cordero. Todo servido en abundancia y delicioso.

La comida, y el día en general, han sido superagradables. Ha hecho un calor terrible, hasta tal punto que me había puesto dos camisetas y me he tenido que quedar en manga corta y quitarme las medias que llevaba. Menos mal que había sombrillas para protegernos, pues, de lo contrario, difícilmente creo que hubiésemos podido resistir toda la jornada bajo el sol. Pero ha estado bien también para tener un primer contacto con el sol, aunque es cierto que el primero, primero, lo tuve en Sarajevo y todavía me queda ese doradito… Ahora, hay que mantenerlo :)



Hemos estado comiendo en el jardincito que tienen en la casa de Natalia, que está muy bien, sobre todo, para desconectar los fines de semana. Y es que la Serbia profunda no tiene nada que ver con Belgrado, con la capital. Todo son casas pequeñas, a medio construir (o por lo menos eso parece, porque hoy me he enterado de que las dejan sin acabar por fuera para no pagar impuestos, aunque dentro están bien acondicionadas y la gente vive bien), con su jardín, sus gallinas y cabras, y con una tranquilidad que hacía muuuuuucho tiempo que no respiraba. Aquí dejo algunas muestras...

martes, 24 de abril de 2007

Fiebre deportiva

Esta mañana me ha sonado el despertador a las 7.00, casi como de costumbre, aunque mi día no ha empezado como siempre. Hoy hemos dado comienzo a la etapa "atlética" en Belgrado, algo que llevaba mucho tiempo con ganas de hacer pero por lo que todavía no me había decidido. Probablemente, ha influido el buen tiempo. Y es que hoy he comenzado el día yendo a correr. Bueno, correr, lo que se dice correr, he corrido... unos 15 minutos porque estoy bastante "oxidada". Pero hemos andado bastante. Hemos ido Miguel, un colega del trabajo, y yo por la fortaleza de Kalemegdan y hemos continuado por el Danubio... Ha sido una vuelta bien bonita y además, el día acompañaba: ha amanecido claro, claro, con un azul precioso en el cielo y una luz amarilla, intensa. El toque especial lo daban los bosques del Danubio que ya son verdes, a diferencia de hace unos meses, cuando predominaba el marrón grisáceo. Y entre tanta agua y tanto bosque, algunos barcos viejotes y oxidados que cruzaban el Danubio. A ver si el próximo día me llevo la cámara y hecho un par de fotos por el "puerto" de Belgrado :) porque tengo la esperanza de que esta fiebre deportiva no acabe en dos días :)

lunes, 23 de abril de 2007

Feliç Sant Jordi

Qui pugués fer avui un passeig pels carrers de Barcelona i respirar la flaire d'un llibre, d'una rosa. Feliç Sant Jordi a tothom.

sábado, 21 de abril de 2007

¿Me puedo cargar a mis vecinos?

Sábado. 6:30 a.m. Taladradoras y golpes de martillo. 8:45 a.m. Siguen los vecinos del tercero taladrando la pared, aunque lo que realmente me tienen a mí taladrada es la cabeza. No puedo más. ¡Qué dolor! ¡Señores! ¿pero qué horas son estas de trabajar? Un poco de respeto a los que anoche nos acostamos tarde (esta tarde os explico por qué) y hoy trabajamos. Necesitamos descansarrrr. Y ahora, para rematar, tengo que ir a enfrentarme con esa panda de adolescentes a punto de entrar en su juventud más temprana que llegan a clase mucho más sonámbulos que yo y con un resacón que se mueren. Incluso algunos atrevidOs que llegan a clase con las manos en los bolsillos y se dejan caer en la silla quedando medio "espatarraos", cuando les pregunto dónde están sus libros y bolígrafo, osan decirme inprocedentemente, aunque con una sonrisita de la que se sienten orgullosos, machotes: "Es que esta noche no he dormido en mi casa, ¿sabes?" Desde luego... hay que ver cómo está el mundo los sábados a primera hora de la mañana.

lunes, 16 de abril de 2007

Sarajevo II

Hace un par de días que he regresado de Sarajevo y la verdad es que tengo un montón de cosas por hacer pero no quiero dejar pasar más tiempo puesto que con los días se van desvaneciendo las emociones, las sensaciones, los colores... Menos mal que tengo las fotos que a mí, personalmente, me suponen un gran apoyo, unas grandes compañeras de viaje que después me aportan mucho. Tema discutible, lo sé... Sé que hay visiones muy diferentes acerca del tomar o no tomar fotos en un viaje, en que si esto supone perder el tiempo y traicionar al momento, o sin embargo, son mucho más que eso: son el tesoro que te llevas de aquel lugar; quizá un día pueda dedicarle una entrada al tema.

Pero ahora a lo que iba: a continuar explicando mi experiencia en la capital bosnia. Viajar a Sarajevo, como lo es a toda la ex-Yugoslavia en general, significa tropezar con el concepto de religión. Si bien yo la dejé hace muchos años a un lado como practicante, no dejo de entenderla como un elemento más de identidad que define a un individuo, del mismo modo como lo define la nacionalidad. Religión, nacionalidad: Conceptos, a mi entender, altamente susceptibles de ser vulnerados por el peso que tienen en la definición de uno como persona, como uno mismo. Y en esa dimensión, me interesan. Y digo, interesan, en plural, porque me refiero a las distintas religiones.

Si algo me gustó especialmente de Sarajevo fue, como me dijo Taichi hace algunas noches en nuestra tertulia nocturna, que en ella conviven tres religiones en menos de 500 metros cuadrados: la musulmana, la judía y la católica. Sólo en Jerusalén se repite esta misma mezcolanza de religiones en un área tan reducida. Y qué envidia... Me encantaría algún día poder vivir en una comunidad tan variada, tan rica; aprender y celebrar de todas, alimentarme no tanto religiosa como culturalmente. Al menos eso era lo que sucedía antes de la guerra. Según Neda, cuando era pequeña lo bonito de vivir en una sociedad tan plural era que tenía muchíííísimas fiestas en el colegio ya que se celebraban las fiestas de todas las religiones. Y qué envidia...

Pero parece que el mundo no quiere ir por ese camino, que estamos destinados a odiarnos, a aumentar esas diferencias que son menores que lo que nos vincula, a mi humilde parecer. Pero en fin... Lo que quería contar fue la amabilidad que me encontré por parte de toda esta gente tan diferente a mí, y tan similar. El viernes por la mañana quería ir a la sinagoga y me dirigí hacia donde marcaba el mapa. Por mucho que intentaba situarla allí no había nada que se pareciese a una sinagoga, y es que yo esperaba un gran templo, pero me equivoqué. Casi pasa desapercibida, camuflada en un edificio que en las alturas, a escondidas, muestra una tímida estrella de David. Aun dudando, entré en el local y encontré más que un ambiente de sinagoga, un ambiente propio de "hogar del pensionista": un bar así viejote, marrón, humeante, señores de una cierta edad sentados entorno a una mesita charlando... Algo me llevó a no usar el inglés y utilizar mi "bosnio" y el lenguaje de signos para preguntar si aquello era la sinagoga. "Jeste" (Sí) y al llevarme el índice al ojo, como indicándoles si era posible visitarla, uno de los señores se levantó y amablemente me acompañó hasta el piso superior. Sin ser nada espectacular, me detuve allí un rato y después salí agradeciéndoles el detalle con una ligera sonrisa.

El segundo caso de amabilidad especial que recibí fue por parte de Taichi, la mamá de la familia musulmana en la que me alojé. Por su aspecto físico jamás nadie hubiese dicho que era musulmana: sin velo, sin caftán, fumando como una carretera,... Tampoco su marido: rubio, rubio, rubio… Y es que hay que pensar que son musulmanes eslavos, algo que rompe totalmente la imagen que un español asocia con “lo musulmán”. Hay que ver cómo la realidad con la que se tiene contacto es capaz de connotar una palabra, de llenarla no sólo de definición, sino de imágenes, sensaciones,… En mi segunda noche en la casa, no pude más y le pregunté su confesión para salir de dudas. Me dijo que tanto ella como la mayoría de gente de la ciudad era musulmana, algo que yo jamás hubiese dicho ya que, por ejemplo, son pocas las mujeres que llevan velo (y eso que Neda me comentó que desde la guerra hay muchas más que han optado por llevarlo a fin de marcar su identidad). Yo me imaginaba algo al estilo Estambul, o incluso a las comunidades turcas en Alemania, que sí lo marcan mucho más.



Pero si el carácter y comportamiento de la gente no define la identidad musulmana de la ciudad, sí lo hacen los abundantes cementerios que hay y que la historia le ayuda a uno a interpretar. Tristemente. Recuerdo de años pasados. De una guerra de religiones, de nacionalidades. Como ya creo haber comentado, Sarajevo se extiende a lo largo de un valle, así como por las laderas de las montañas. Pues bien, al subir a una de estas colinas y visionar una panorámica de la ciudad no es fácil evitar que se te ponga la piel de gallina al ver abundantes manchones blancos en cada rincón, en cada pequeña colina o espacio que hace unos 20 años sería probablemente una "zona verde" de la ciudad y que años más tarde estuvo condenada a convertirse en cementerio. Los hay, sobre todo, musulmanes. Estacas blancas que se levantan buscando el cielo, fácilmente reconocibles. Y tan abundantes. Tan extensos.

Sin embargo, si algo me sorprendió enormemente fue que el concepto de "cementerio" para ellos es mucho más abierto, está mucho más integrado en la vida real; al menos, esa es la sensación que me dio. Fue el jueves por la mañana, dejada llevar por el destino, el andar sin rumbo, cuando llegué al cementerio de Alfikovac. Iba siguiendo a un par de mujeres con la cabeza cubierta y sus niños, rubitos, jugando frente a ellas. De repente, llegamos arriba de la colina y yo quedé impactada por la presencia tan abrupta del cementerio: sin valla, sin puerta, sin aviso previo, tal cual, tan natural. Casi inconcebible en mi cultura. Ellos continuaron tranquilamente. Lo cruzaron por la calle que lo atraviesa, camino a casa. Los niños reían, jugaban, incluso se llegaron a mojar en una de las fuentes cercanas entre carcajadas inocentes. Las madres hablaban mientras cargaban con la compra. Todos tan naturales. Yo, tan impactada. Imagino que llevan la muerte tan dentro, tan presente.


jueves, 12 de abril de 2007

Sarajevo

Hoy es mi segundo dia en Sarajevo. Ya veis, poco duran mis promesas de estarme un mes quieta, sin viajar, si bien es cierto que este viaje ha sido totalmente espontaneo: de hoy para manyana. He venido con Neda, una amiga bosnia... Aquí os la presento. Estábamos en el baño de una "gasolinera-de-la-carretera-vieja-llena-de-baches-supuestamente-autopista-Belgrado-Sarajevo" atacadas de la risa:


Hacia 11 anyos que no volvia y ahora ha regresado porque necesita arreglar unos papeles... Se marcho con la guerra y ha vuelto ahora. Una guerra cuyo rastro todavia puede seguirse en las calles de Sarajevo. Y es que no hay edificio que quede libre de balas...



Incluso hasta en la calle mas estrecha, la casa mas escondida, tiene la fachada agujereada. En algunas casas se nota el intento por olvidar lo que paso y hay algunos manchones grises, como de cemento, para tapar los agujeros... aunque, en general son pocas. La guerra trajo tambien consigo la destruccion y abandono de numerosos edificios, incluso los mas centricos, los que bordean el rio Miljascka, que da un poco de vida a la ciudad. No obstante, alla donde una cree que no puede vivir gente, de repente descubre alguna prenda de ropa tendida, u oye alguna voy desde el interior, o aparece alguna antena parabolica, signo de que la vida continua, de que la gente intenta adaptarse y seguir adelante.



Sin embargo, si en un primer momento Sarajevo me dio la sensacion de ciudad pobre por esa vision de la guerra, por las numerosisimas casas pequenas con techo de madera y chimeneas de lenya, todavia humeantes incluso en el mes de abril, que abundan en las laderas de las montanas del valle donde se esparce la capital bosnia, no me lo ha dado hoy cuando he salido a pasear por sus calles: de repente, flashes de los viajes a Turquia y Grecia se apelotonaban en mi mente: cafes, terrazas, pastelerias,... y gente, mucha gente disfrutando de estos pequenyos placeres balcanicos, si bien es cierto que con mayor rapidez que en Grecia o Belgrado. Y es que en Belgrado un cafe dura dos o tres horas. Aqui la gente toma cafe y pastel en 10-15 minutos y abandona... Increible. Las pastelerias son abundantes y me recuerdan enormemente a las tardes en Estambul donde Aurora y yo nos dimos el placer de degustar numerosos dulces turcos.

La influencia turca no falta en la ciudad: desde lo culinario (los cevapis, que estan de muerte)

hasta lo arquitectonico: y es que en la parte musulmana de la ciudad, que es el centro, hoy he sabido que hay alrededor de 100 mezquitas. Es precioso porque los minaretes, blancos y estilizados, se levantan por toda la ciudad, desde el centro hasta los barrios mas altos, construidos en empinadas laderas...


Y por la noche, las iluminan y parecen estrellas en la oscuridad.

El pleno centro es autenticamente turco: casas bajitas, de piedra, con bancos de madera para sentarse justo en el exterior, con techos abovedados,... y el sabor de la mezquita cerca. Mercaderes, bazares, cobre, te, cafe turco,... y mucho movimiento. De momento solo he visitado dos mezquitas, que era a lo que yo venia practicamente... tenia mucho "mono" desde Estambul. Y la experiencia me ha encantado, no tanto por su belleza, sino por lo que me ha sucedido.

Y es que anoche, cuando llegue a la casa donde me estoy alojando (en una casa musulmana), les pregunte si podia visitar las mezquitas sin problemas. Imaginaba que si, pero si algo me da miedo cuando viajo a este tipo de sitios, es trasgredir alguna regla tacita, especialmente peligrosa cuando se trata de religion. Taichi, la senyora, me dijo que no pasaba nada siempre que me descalzase y me pusiese un velo, algo que ya traia conmigo.

Hoy, antes de entrar en una de las grandes mezquitas, me lo he pensado y repensado. Parecia no haber nadie.



No podia preguntar... pero al final he sacado mi panyuelo, me lo he puesto, me he quitado los zapatos... y me he lanzado. Timidamente, he abierto la puerta y... sorpresa: alli estaba un grupo de mujeres en circulo. Miradas... algunas duras, de desconfianza, como diciendo: "Turista, interrumpes...". Pero tras unos diez segundos, he encontrado una sonrisa y con ella, una invitacion a sentarme con ellas. Ha sido precioso. Eran bastante mayores y curiosamente era la joven la que dirigia la oracion. Cantaban cada una de ellas, despues juntas; miraban sus manos y despues las llevaban a su rostro, que acariciaban lentamente y las devolvian frente a su mirada...

En la segunda mezquita, la mas grande y famosa de Sarajevo, el guia ha cerrado la recepcion y se ha venido para explicarmela. Me ha contado la historia, me ha encendido las luces de todo el templo, y me ha dado las gracias por visitarlos, como ayer un senyor en el autobus se alegro de ver que llegaban extranjeros. Me dio mil y una vez las gracias por venir a Sarajevo... y es que uno se da cuenta de lo importante que debe ser para ellos ver que la ciudad se abre, que vuelven a pertencer al mundo, hasta que ve y palma sensaciones como esta.

Tras esto, he ido a comer cevapis a una čevabzinica (bares donde sirven estas ricas albondigas de carne con cebolla y pan de lenya) cercana a la mezquita. El guia me habia dicho que era la unica mezquita de la ciudad que todavia seguia llamando a sus fieles a viva voz, sin altavoces. No queria perderme una experiencia como esas y os aseguro que ha sido emocionante.

lunes, 9 de abril de 2007

Guerra pagana en Domingo de Resurrección :)

Hoy he ido a pasar el día con Gordana, mi querida amiga Gordana, a quien la vida le ha traído, por desgracia, un cáncer de espina con sus escasos 30 años. La semana pasada cuando me enteré, entré en shock; me afectó como pocas cosas me han afectado en la vida. No supe muy bien cómo reaccionar y estos días he intentado procesar la noticia pero todavía no lo asumo. Hoy he pasado el día con ella y aun así, cuando la veo andar con dificultad, no lo creo. Está bien. Tiene que estar bien.

Pero por suerte, es fuerte, optimista y alegre, siempre con su ironía, con sus bromas. Y hoy me ha encantado celebrar el lunes de Pascua con ella, con sus padres y con Sneza, otra del grupo. Sus padres estaban encantados de tener a una española en casa y me han atiborrado a comida. Aunque parecía que el banquete había terminado, su madre continuaba sacando cosas... En algún momento he hecho algún gesto como que me plantaba, algo que no ha gustado demasiado a la anfitriona, que me dijo que tenía que comer, que probar sus platos, sus pasteles,... que llevaba 3 días cocinando. Y como no sé muy bien cómo manejar estas situaciones en las que hay que jugar con la pragmática, pues he continuado comiendo. La verdad es que estaba todo delicioso, pero a este paso dude que me pueda quitar los 3 ó 4 kilos que están haciendo sentir un poco pesada últimamente.

Pero bueno, esto no era en realidad lo que quería contar hoy. Mi propósito era explicaros cómo se celebra aquí la Pascua, para la que, además, tienen una frase de felicitación: Algo así como "Feliz Pascua", a modo de "Feliz Navidad" o "Feliz Año Nuevo". Se dice Hristos Voskrese. Durante la semana previa a la Semana Santa en cada casa se hierven decenas de huevos (en la de Sneza hoy me enteré de que han hervido 100 huevoooooosss, ni más ni menos), los pintan y los dejan en una cesta o plato en el centro de la mesa. El primer huevo que se ha pintado se guarda con cariño porque será el "huevo protector" del hogar durante ese año. El resto entran a formar parte del batallón que tendrá que luchar el Domingo de Pascua. Y es que ayer y hoy, en cada hogar serbio, se ha celebrado una guerra de huevos con los huevos hervidos. Pero lo bonito es que no sólo se lucha contra los miembros de la familia, sino que la gente intercambia huevos con los vecinos, los amigos... De ahí la cantidad ingente de huevos que se preparan en cada hogar. Como es de imaginar, el huevo ganador es el que no se rompe y es capaz de machacar al resto. Como recompensa, el ganador se come o se lleva a casa tantos huevos como ha sido capaz de destrozar en la batalla.

Hoy ha sido mi primera lucha y el caso es que éramos tres luchando y acabo de llegar a casa con 3 huevos bajo el brazo: he vencido a todos los presentes :)... No ha estado nada mal para ser mi primera vez :) Nos hemos divertido mucho. Aquí os dejo unas fotos del susodicho encuentro hueval:


Y de los 3 huevos con los que he llegado a casa :)

La verdad es que me va a dar pena pelarlos y comerlos porque han sido los huevos más bonitos que he visto en Serbia. Normalmente son de un color, o a rayas... pero estos estaban diseñados con motivos vegetales. El año que viene me parece que los voy a copiar, que voy a dar un paso más en mi proceso de serbianización y voy a pintar y repartir huevos :)

domingo, 8 de abril de 2007

De gitanos va la cosa :)

Hoy ha sido el Día Internacional del Pueblo Gitano, un pueblo que cada vez me resulta más interesante y que cada día encuentro por las calles de Belgrado: recogiendo cartón y apilándolo en carros y tractores, pidiendo en el autobús (generalmente niños que cantan), pidiendo en alguna esquina (aunque son los menos), veniendo cerca de un conocido mercadillo de pulgas... Cabe decir que no son muy queridos por los belgradenses, aunque tampoco sé qué tal anda la situación ahora en España. Sólo sé que cuando era pequeña les temía y no entiendo muy bien por qué. Sería el miedo que nos metían: siempre eran los "hombres del saco". O por lo menos, así me los imaginaba yo. Hay que ver...

Bueno, de esto me he enterado porque esta noche he estado en el concierto de KAL, un concierto de música gitana "urbana", tal y como ellos se definen, que descubrí hace relativamente poco y por casualidad,
si bien es cierto que son conocidos en Serbia. No es que sea yo una experta en música, pero su estilo se caracteriza por mezclar los ritmos más tradicionales, caracterizados en esta zona de los Balcanes por la presencia del violín, con instrumentos modernos. El concierto ha sido una pasada y lo que más me ha sorprendido ha sido el perfil del público: si me los hubiese encontrado por la calle, jamás hubiese dicho que escuchaban ese tipo de música. Es más, que se emocionaban de tal forma con esa música porque saltaban, bailaban, la vivían... Ha habido incluso alguna que se ha subido al escenario a mover el esqueleto y cómo se movía... le vibraba el cuerpo entero. Creo que voy a empezar a ir a algún curso de baile... me apetece y creo que me iría genial para hacer ejercicio y para mi espalda, además de para desinhibirme un poco, que falta me hace en algunas ocasiones :)

La atmósfera el concierto me ha transportado al pasado y al futuro: por una parte, me ha traído a la cabeza mi primer concierto de Luar Na Lubre, aquella noche entre semana en Valencia, lo cual supuso todo un detalle por parte de mi padre. Siempre se lo agradeceré y todavía hoy me sorprende el cierto modo, sobre todo, conociéndolo... Hay que ver lo que hay que hacer para ver a un hijo feliz. En aquella época en que la gaita era lo mío, yo apenas tenía 16 años y disfruté aquel primer concierto fuera de Verger como una experiencia única... Hoy ha sido una experiencia similar, aunque con una gran diferencia: en aquel entonces pude gritar las letras de las canciones, las viví, y hoy me ha sido imposible porque ni los mismos asistentes las sabían: Y es que KAL cantan en "su idioma", en su "caló balcánico", que a mí me suena al serbio, pero que mis acompañantes aseguraban no entender :( Por otra parte, este concierto ha aumentado mis ganas de ir a Guća (se pronuncia Gucha) este verano: un macrofestival de música gitana que tiene lugar en agosto y al que llegan bandas de todos los Balcanes. Tiene que ser una pasada... pero para esto tengo que aprender a bailar como ellos. ¡Qué pasada! Aquí dejo la página web por si a alguien le apetece echarle un vistazo y se anima este verano a acompañarme en un fin de semana y de trompeta y alegría (del 8 al 12 de agosto, por lo que acabo de ver):
http://www.guca.co.yu/eng/

Pero el momento más apoteósico del concierto ha llegado cuando KAL se ha unido a un joven DJ y un cuarteto de violinistas: la mezcla ha sido explosiva, pero fascinante. He grabado algunos vídeos pero todavía no sé cómo se suben. A ver si lo averiguo y os dejo algún momento del concierto por aquí. De momento, ahí van algunas fotos.

Una playita en el centro de los Balcanes...

Belgrado está casi muerto. En el año y medio que llevo viviendo en esta ciudad jamás había visto este grado de desertización de la ciudad. Y es que eran las 9.30 de un sábado soleado y con unas temperaturas más que agradables (motivo suficiente para que las terrazas y calles estuviesen repletas) y el pleno centro estaba desierto. En el paso de cebra más transitado, el de la Plaza de la República, no había ni rastro de humanidad belgradense. Y es que no me extraña que muchos hayan aprovechado estos días para escapar de la ciudad, teniendo en cuenta que el lunes es fiesta y que la metereología acompaña. Yo, sin embargo, he decidido quedarme al final en Belgrado. Ayer tenía que trabajar y me apetecían días de descanso, de desconexión, y un viaje me supondría más agotamiento del que tengo, si bien me hubiese resultado bueno para la desconexión mental. Pero bueno, tengo previsto viajar un poquito el próximo mes, así que abril me lo voy a tomar relajadito, que hace muuuuucho tiempo que no me paso un mes entero en Belgrado. Desde noviembre, diría yo. Así que ayer, como buena belgradense, me fui a Ada, un pequeño lago artificial creado a orillas del Danubio en donde estos serbios creen tener su playa particular: con chiringuitos, playas de arena y grava, hamacas, sombrillas, colchonetas, catamaranes, redes y pistas para jugar a voley playa,...




incluso hasta 500 metros de playa nudista. Aquí dejo la prueba, aunque en cirílico (obala naturista):




Si bien es cierto que no es, ni en broma, como una de nuestras playas, se agradece el ambiente cuando el mar queda relativamente lejos. Así que, muy a mi pesar, me parece que este será el lugar en donde tendré que aventurarme si quiero coger un poquito de color y refrescarme del agobiante calor belgradense que me han dicho que azota la zona en los meses de verano. Ya os contaré. Lo bonito de Ada es que, además de "playa", es bosque, zona de descanso, de deporte, aunque es cierto que Belgrado tiene muchíiiiiiiiiiiiiiiiiisimas áreas así. Algún día colgaré fotos del paseo del Danubio, que me parece precioso, y os mostraré los splavovi o bares flotantes :)


La tarde terminó en Ada, después de 2 horas y media de caminar, de darle la vuelta a este pequeño laguito con 8 kilómetros de perímetro. El resultado: bastante dolor de pies, pero un color anaranjado del agua durante la puesta de sol que valió la pena.