domingo, 20 de enero de 2008

Días de futuro

Debería irme a dormir, dado que son las 2:22 de la madrugada del sábado, y no es que esté especialmente fresca porque acabo de llegar a casa después de salir un rato porque el día ha sido de ordenador. Pero en realidad me apetecía compartir un poco cómo me ha ido la semana, ya que no he tenido demasiado tiempo para dedicarme a escribir. Bueno, la verdad es que escribir he escrito bastante esta semana, pero memoria. Claro está. Estos días he recibido un correo de mi tutora y los comentarios han sido muy positivos, lo cual me han dado mucho ánimo y ha contribuido a facilitarme la recarga de pilas para este último tramo que me queda. El más duro, sin duda. La propuesta práctica, que si bien creo que la tengo clara en la cabeza, se me presenta todavía confusa a la hora de plasmarla en algo concreto.

Está relacionada con un tema que puede sonar un tanto abstracto, pero que quiero convertir en algo práctico y tangible para que la gente le pierda el miedo. Se trata de la “autonomía del aprendizaje”, es decir, de la capacidad de cada aprendiz por responsabilizarse de cómo aprende, siendo capaz de reflexionar sobre cómo evoluciona, monitorizar su actuación (ir viendo qué logros tiene, qué problemas sigue teniendo,…), evaluar sus resultados y reconducir su aprendizaje conforme a sus necesidades e intereses. Es decir, uno puede aprender mucho más si es consciente de toda esta dimensión y sabe qué puntos fuertes y qué carencias tiene. De hecho, sólo así es como se las puede replantear y mejorar.

Pero todo esto, que desde mi punto de vista suena muy bien, es muy abstracto y general y, por lo tanto, no se le puede ir al alumno y venderle todo este tema porque seguro que a la siguiente clase no vuelve. Así que mi labor ahora empieza por crear instrumentos que permitan esa reflexión de su aprendizaje de forma pautada y progresiva y que no se alejen demasiado de aprender español, que es muchas veces a lo que cree el estudiante que viene únicamente. Ya os contaré...

Lo que sin duda necesito hacer estos días es establecerme un último plan de trabajo realista y muy concreto, dado que en dos meses exactos deberé tener la memoria más que lista. Justo el 19 de marzo va a llegar una de las visitas más deseadas desde que estoy por estas tierras, así que les quiero dedicar todo el tiempo del mundo. Después de lo que van a ser ya casi tres años, van a venir mis padres y mi hermana a verme, y estoy con una felicidad que no me cabe en el cuerpo. Sobre todo, ver a mi padre y a mi hermana por aquí, ya que mi madre vino el primer año. Pero me gusta que repita. Si de momento parece que los próximos años de mi vida van a transcurrir en el extranjero, digo yo que está muy bien que también ellos se planteen de vez en cuando coger un avioncito. Os digo que cada vez más siento que mi casa está fuera de Valencia y me gusta que la gente me venga a visitar a ese lugar en el que estoy, del que siento que formo parte. Y de eso me he dado cuenta especialmente estas vacaciones de Navidad pasadas, cuando mezclé por primera vez mi mundo de siempre con mi mundo belgradense. No sé cómo lo habrán visto mis padres, a los que siento no haberles podido dedicar mucho tiempo, pero yo he disfrutado estas vacaciones como hacía mucho tiempo que no lo hacía, dado que se han fundido dos mundos que para mí son necesarios y complementarios a un tiempo. Os juro que he venido con las energías muy cargadas, con esos vínculos que parecía que no iban a unirse nunca unidos. Copiando las palabras de Odara (espero que no te importe, menino), creo que todo esto se debe al poderles haberle ofrecido mi mundo a mis amigos de Belgrado. Con ello, ellos han empezado a participar de ese mundo, al tiempo que también ellos han dejado huella en mi lugar de siempre.

Por cierto, a raíz del sentimiento sobre el lugar al que ahora siento que pertenezco: es probable que mañana (bueno, hoy domingo) sea uno de los días más importantes en la historia de este país, y que de él dependan las acciones futuras de muchos de los españoles que ahora vivimos por aquí. Mañana hay elecciones presidenciales, y el futuro del país se debate entre integrarse como un país más en la Unión Europea, o en convertirse definitivamente en un islote aislado en el corazón de los Balcanes si no entrega a los criminales de guerra y no le da la independencia a Kosovo, hecho que veo más que difícil desde la perspectiva serbia. Así que, a pesar de que mañana son las primeras elecciones (la segunda vuelta está prevista para el 9 de febrero), casi todo el mundo está convencido de que pasarán los demócratas de Brois Tadic (que son los que ahora ocupan el poder y que venden una idea poco clara entre mantener Kosovo y apostar por la UE) y los radicales de Tomislav Nikolic, totalmente en contra de la independencia kosovar y defensores de un fuerte nacionalismo serbio, que es, para mi gusto, la peor enfermedad que ha padecido (y padece) este país. Siento no tener voto mañana, porque de verdad me encantaría ir a votar. Siento que también yo quiero decir algo en torno al futuro del país, que de lo que suceda mañana y los próximos días también dependen mis pasos en el futuro.

Pero bueno, para no andarnos con cosas tan futuras, mejor centrarnos en las del presente. La semana pasada ya conté la sesión de dentista que tuve. Pues bien, esta semana hemos rematado el trabajo. Me han puesto mi primer empaste blanco, todo un lujo comparado con los plateados de cuando era peque, me han blanqueado la sonrisa, y he quedado tan contenta que probablemente me acabe sacando las muelas del juicio el mes que viene. No es que sea capricho del momento. Es algo de lo que ya me había advertido el dentista en España hace un año o dos porque me salen torcitas y me provocan pequeñas heridas. Pero ya sabéis, una lo va dejando, dejando... Así que ahora me lo he vuelto a replantear ya que es algo que a la larga tengo que hacer, y qué mejor que hacerlo en una clínica donde me han tratado genial y el precio es infinitamente menor que en cualquier dentista español. Por cierto, supongo que para esa ocasión habrá nuevamente sesión de anestesia, porque afortunadamente esta semana no he tenido. Menos mal…

Y nada, por lo demás, todo ha transcurrido normal en el trabajo, en casa, reencontrando a algunos amigos, y descansando. La actividad de estas últimas dos semanas me tiene agotada, así que también digo yo que será hora ya de ir poniendo el punto y final hoy. Quizá mañana, si tengo tiempo, escribiré más, aunque preveo un día bastante completito: quiero ir al mercado por la mañana; a las 3 he quedado con Aleksandar, un viejo amigo, para tomar un café; después quiero volver a casa y hacer memoria; y por la noche, si puedo y el tiempo acompaña, quiero salir a la calle porque dicen que hay un montón de medios de comunicación de todo el mundo cubriendo las elecciones por el gran peso que tienen mañana. Presiento que va a ser un momento histórico para el país y me gustaría echar algunas fotos. A ver si sale algo interesante y las cuelgo, que también tengo abandonada últimamente mi página en flickr. Pues ahora sí, besitos y buenas noches.

No hay comentarios: