sábado, 27 de octubre de 2007

¿Realmente un mismo país?

Por fin encuentro un pequeño rato para sentarme a escribir. Ha sido una semana de no parar y hoy toca descanso. Mañana empieza la movida nuevamente y la próxima semana se presenta cargadita de actividades (cine (comienza el festival de Cinemanía), clases de griego (ya las he empezado), conciertos (por cierto, anoche estuve en el de María Joao y descubrí una voz con la que aluciné. La recomiendo) y viajes (el próximo fin de semana me voy para Subotica, más conocida como la Budapest serbia, a un concierto de música sefardí que hay en un lago)… Así que no sé cuándo tendré demasiado tiempo para escribir, y no quería dejar pasar la oportunidad de hablar de mis dos últimas escapadas: Montenegro y Eslovenia.

Ambas fueron parte de la Antingua Yugoslavia, pero como bien dije en el post anterior, son blanco y negro. El contraste es brutal y, con esto no quiero justificar la guerra ni la fragmentación del país, pero visitar Eslovenia me hizo entender por qué no se identificaban con esta realidad balcánica. Es que no pertenecen a ella; realmente son una extensión pura y dura del mundo austríaco, tanto en el aspecto físico de la gente, en la mentalidad, en la arquitectura, en el paisaje, en la comida, y si se me apura, en la forma de hablar. Cuando los oía hablar serbio, me daba la sensación de que hablaban con un fuerte acento alemán. Me dieron la impresión de país organizado, con un futuro estable a pesar de su tamaño (apenas hay 2 millones de eslovenos, o lo que es lo mismo, todo el país equivale a la población de Belgrado), apuestan fuerte por Europa y por miles de proyectos de la Comisión en diferentes niveles… No sé, realmente a veces los políticos cuando hacen y deshacen fronteras, estados,... deberían pensar más en la gente y menos en sus intereses porque después pasa lo que pasa. O así lo veo yo, aunque creo que es algo de difícil solución.

A parte de esto, la ciudad en sí me pareció preciosa, o quizás andaba yo con cierto mono germánico… Me encantó la gente, abierta, amable y simpatiquísima, a pesar de pertenecer a ese mundo que normalmente clasificamos como cerrado y frío; los hombres, guapíssssssimos y muy interesantes; y el ambiente variado, abierto y alternativo. Para muestra, Metelkova, un antiguo cuartel militar del ejército yugoslavo que abandonaron tras la declaración de independencia en 1991. A los días, fue okupado y hoy es una verdadera isla de libertad dentro del centro de Ljubljana y un verdadero centro de arte. Las noches me las pasé allí :). Si os apetece echarle un vistazo, podéis hacerlo en el link que os dije el otro día “El mundo a través de mis ojos”, cuya dirección es ésta: http://www.flickr.com/photos/68632605@N00/

Sin embargo, si algo me dolió de Ljubljana fue descubrir miles de rincones fabulosos que me hubiera encantado fotografiar pero que no pude porque se me agotaron las pilas de la cámara. Además, anduve gran parte del tiempo acompañada por un grupo de 6 ó 7 personas, y no disfruto estos momentos de fotografía, de observación, cuando voy con tanta gente. Necesito estar yo sola, o a lo sumo, con una o dos personas a las que también les guste detenerse, observar, captar, vivir ese momento de paz interior. Por suerte o por desgracia, sin ese callejeo siento que no he visitado una ciudad, que no la he palpado, así que voy a ver si antes de Navidad o este invierno me dejo caer un fin de semana por allí. Ya he visto que hay vuelo el viernes por la tarde y otro de regreso el domingo por la noche, con lo cual la combinación me sale perfecta :)

Si tengo que resumir Ljubljana en breves palabras, me quedo con:

- Lo mejor: el viaje en tren nocturno que hicimos desde Belgrado (no me había montado en uno desde 2001, desde aquel mítico viaje Tübingen-Praga); la gente y Metelkova.

- Lo peor: el frío. Nos pilló desprevenidos. Incluso nevó en los Alpes, a escasos kilómetros de la ciudad.


El polo opuesto a Eslovenia, como decía antes, punta de progreso de la antigua Yugoslavia, podría ser perfectamente Montenegro, un enclave más que especial de los Balcanes. Según los serbios, que ya me parecen bastante catetos, los montenegrinos son auténticos paletos, además de lentos y perezosos, hecho que constaté en el servicio en bares y restaurantes, que a veces llega a ser desesperante. A todo esto, no sé si he llegado a contar alguna vez que los montenegrinos son una sociedad altamente machista: de hecho, no tienen en consideración a las hijas como descendencia, puesto que son como un cero a la izquierda porque no pueden transmitir el apellido. Me parece un poco exagerado, pero cierto es que así le ocurrió a mi vecino. O por lo menos, así lo cuenta. Es montenegrino y dejó de tener relación con sus padres el día que los llamó para comunicarles que habían tenido una nieta: “Entonces no tenemos familia. Ya sabes que una chica es como no tener nada”. La verdad es que me parece muy fuerte y quiero creer que había motivos antes para dejarse de habar, pero ya me ha contado la historia como tres veces, lo cual me lleva a pensar que probablemente sea cierto (he oído lo de las mujeres también por parte de otra gente).

No obstante, y a pesar de estos aspectos que yo jamás estaría dispuesta a tolerar, debo reconocer que tienen un país precioso. Por lo menos, la parte de la costa, que es la que me dediqué a recorrer: Kotor, Perast, Herceg Novi,… Son ciudades amuralladas para protegerse de las numerosas incursiones de turcos, sarracenos, venecianos, etc. Dicen que las aguas del único fiordo del Mediterráneo están llenas de barcos que naufragaron y de verdaderas riquezas, porque aquí se han llevado a cabo numerosas batallas… Me gustaría volver y ver algún museo arqueológico y etnológico, porque esta vez no me dio tiempo. Más que nada me dediqué a callejear, a respirar el olor a salitre, a disfrutar del tiempo, que si bien fue bueno y soleado por momentos, también amenazó en numerosas ocasiones con grandes nubarrones gris oscuro. No obstante, reconozco que esas tormentosas amenazas me regalaron una riqueza paisajística increible. Hay también algunas, aunque muy pocas, colgadas en el vínculo que os he dicho antes.

Con ganas me quedé de cruzar la frontera croata y descubrir Dubrovnik, pero no teníamos demasiado tiempo y un hecho tan insignificante ya en la Unión Europea como pueda ser cruzar una frontera, aquí puede convertirse en una pesadilla. Todo depende de con quién se viaje en el autobús… si no hay problemas, se cruza en unos 10-15 minutos; si los hay, el viaje a Dubrovnik (como a cualquier lugar fuera de Serbia en otro transporte que no sea avión), puede durar horas… y si no, algún día os contaré la vez que me aventuré en tren hasta Salónica (Grecia), que está a escasos 600 km. de Belgrado pero que me llevó 16 horas de viaje (de ellas, unas cuantas parada en la frontera de Macedonia, y otra, en la griega).

Para terminar con Montenegro, os cuento que el último día fuimos en dirección a Albania y aprovechamos para llegar a Podgorica en tren. Atravesamos el Skadar Jezero, que es precisamente la frontera natural entre ambos países, un lago precioso lleno de nenúfares. Dicen que está lleno de monasterios y pequeñas iglesias alrededor, así como de pequeños pueblos de pescadores. Definitivamente, es el punto de partida en mi próxima visita a Montenegro, y lo mejor es que en dos horas, literalmente, me planto allí (una de avión y otra de tren).

A modo de resumen:

- Lo mejor: El paisaje, la tranquilidad, y comer pescado fresco (¡Qué pulpo! ¡Qué gambas!)

- Lo peor: El servicio (desesperante) y Podgorica (fea, triste y pobre. Mi mente se preguntó una y mil veces ¿Esto es realmente la capital del país?... No quiero ni pensar cómo estarán ciertas zonas rurales).

7 comentarios:

Odara dijo...

Momento de paz interior, exactamente eso es. Bien descrito :) No me da tiempo a terminar de leer el texto porque tengo partido de voley. Por la noche vuelvo por aquí.

Bicos!!!

mmelekk dijo...

Zdravo :)

Sí, así es como lo siento yo, previo momento de palpitaciones rápidas provocadas por la emoción de haber captado algún elemento, alguna imagen que quiero que quede registrada. Taaaan relajante.

¿No te pasa a ti que vas por la calle o estás en algún sitio y ves el mundo a través de imágenes?

Boas noites :)

Odara dijo...

Bueno, ya me ha dado tiempo a leerlo todo con calma :) Oye, ¡qué envidia, esos viajes balcánicos! A ver si para otra me llevas por ahí ;) Además, sabes que yo no te voy a entorpecer los safaris fotográficos. A mí me pasa lo mismo: cuando voy con otra gente no suelo tener tiempo de hacer las fotos que yo quiero y como yo quiero, buscar el mejor ángulo, experimentar con la máquina...

Por cierto, Dubrovnik dicen que es precioso...

Mil gracias por tus comentarios al blog y las fotos. Así da gusto :) Te acabo de llamar a casa pero no estabas y luego al móvil y comunicaba. Lo intento otro día.

Un abrazote!

Iggena dijo...

Bonica!

Oi que és maco Ljubljana? Si vas tenir bon temps, les casetes al costat del rio quan els dona el sol són precioses...

Un petó divina!! Tinc ganetes de parlar amb tu, a veure si coincidim algun dia per internet.

mmelekk dijo...

Hola guapetones :))))

Irene, quin plaer tornar-te a tenir per aquí. No saps quantísssim et vaig recordar mentre passejava pels carrers de Ljubljana. Simplement, em va fascinar. Has vist les fotos?

Per cert, a veure si un d'aquests dies quedem expressament per parlar, ja que si no és així ho veig una mica xungo per coincidir. Darrerament no em conecto gairebé mai ni al messenger ni a l'skype.

Alfonso, en cuanto a la llamada, no sé qué pasó. De todas formas, gracias por el intento (dicen que la voluntad es lo que cuenta, ¿no?) y por los comentarios a los dos, ya que sois de los pocos que dejáis constancia de vuestro paso por el blog, lo cual se agradece.

En referencia a las escapadas balcánicas, puedes unirte cuando quieras. Estaré encantada :) Para el próximo mes está propuesta Sofía y es posible que me vuelva a escapar sozinha un finde a Ljubljana. Si eso, te aviso. Por cierto, también pinta muy interesante tu propuesta de escapada a Ucrania. Porque no tengo pasaporte ni tiempo para comprar un billete a precio racionable, que si no...

Un montón de besos pa los dos :)

Anónimo dijo...

Molt Bonas, WOW, que suerte tienen algunas de cogerse un respiro zwischen durch e iniciar viajes exóticos por la Europa del Este......

Con respecto a las fotos, te estás convirtiendo en una artista.....

Se nota que te tomas tú tiempo y tratas de enfocar esos lugares mágicos que parecen que se han quedado detenidos en el tiempo.

Como extraño esas "independencia" que tenía en Tübingen para viajar, conocer nuevos lugares, visitar......:-( Ahora es diferente.

UN PETO MOLT I MOLT FORT............

mmelekk dijo...

Jooo, chiqui, qué ilusión tan grande encontrarte por aquí :))) Ya sabes que sigo pensando que deberías abrirte un blog y también tú mantenerme informada a menudo de cómo te va todo más ... Verías los efectos positivos que esto tiene :)))

Respecto a las fotos, nada de artista. Seguro que hay muuuuuuuucho que aprender, y estoy deseando comenzar el curso para volver a mirar eso que ahora me parece que no está tan mal y ver cuánto he aprendido :))) Hoy justo he ido a la tienda de fotografías para hacerme algunas que necesito llevar mañana a la embajada y he estado hablando con el chico que me atendía. Resulta que me ha reconocido por una foto que le había mostrado un amigo común que tenemos de capoeira... ¡qué fuerte! Hemos quedado en encontrarnos un día para hablar de cámaras y de cosillas, quiero que me recomiende algo porque quiero comprarme una ahora que vaya a España. Va a ser mi autorregalo de navidad este añito :)))))

Y nada, en cuanto a independencia, es cierto que en Tübingen tenías mucha y que ahora ya no es tanta. Pero bueno, creo que la supimos aprovechar bien. Acuérdate de que cada mes nos encontrábamos en algún lugar :)))) ¡Qué tiempo, Dios! jejejejeje (me acaba de venir a la cabeza aquella noche de tormenta que volabas de Milán a Barcelona en plena tormenta...jejejeje! ¡Cuántas aventuras!... Yo, en ese aspecto, estoy más contenta ahora, sobre todo, desde septiembre, que siento que puedo por fin ABRIR LAS ALAS y ECHAR A VOLARRRRR!!! Si todo va como espero, todavía me quedan unos avioncitos y trenes que coger hasta antes de Navidad :)))) Sin embargo, cierto es que echo de menos mis tiempos tübingeños y, sobre todo, "barcelonins". Ayer anduve metida entre papeles pompeianos y... no sé... de repente de entraron ganas de volver algún día a Barcelona. Ojalá :))))

Pues eso, chiqui, que espero leer más comentarios tuyos por acá prontito.

Un besote y estamos en contacto :)