martes, 6 de noviembre de 2007

Ojalá

Ayer me encontré este artículo en la página web del EL PAÍS: La UE inicia el diálogo con Serbia tras constatar sus esfuerzos para detener a criminales de guerra, y evidentemente no me pude contenerme y lo colgué. A muchos de vosotros probablemente ni os interese, y lo entiendo. A mí nada de esta zona me interesó en los medios de comunicación españoles hasta que la pisé por primera vez y después, cuando ya me atrapó.

El caso es que para una vez que hay algo y es positivo, pues quisé compartirlo. Las dos últimas semanas, casi por casualidad (o no), hemos estado hablando bastante de política: de la UE y Serbia, de Serbia y Kosovo, de la UE, USA y Kosovo, de Serbia y la guerra, de las consecuencias que ha tenido que pagar el país, etc. Temas todos muy complejos y acerca de los que yo no sé más que breves pinceladas de lo poco que he leído y de lo que me han ido contando cómo lo vive y siente la gente de a pie.

Al respecto, sólo quería manifestar que me tiene un poco preocupada el tema Kosovo porque en dos meses no sé dónde podamos estar. Con el nuevo plan de la ONU, por aquí se rumorea que los kosovares dicen que van a declararse independientes sí o sí el 10 de diciembre, al margen de la opinión de Belgrado. Belgrado dice que no da Kosovo, ni de broma. Los más abiertos quieren creer que Serbia no se meterá de nuevo en guerra, que ya está escarmentada. Los más nacionalistas yo creo que irían. Pero bueno, tan trágica no quiero ser. Sólo espero que no se arme la de dios en este polvorín balcánico, ya que no quiero salir por patas por Navidades anticipadas. Prefiero tenerlas tranquilas y a su debido tiempo.

Respecto al artículo y el paso de acercamiento que esperan volver a dar a partir de hoy Belgrado y Bruselas (ojalá, ojalá), creo que es un punto a favor y un motivo para sonreir. Dicen los que se han aventurado por zonas de Bulgaria y Rumanía (yo espero hacerlo en diciembre :))), que no entienden cómo estos países son ya miembros de la UE desde el 1 de enero de 2007, y no lo son otros países como Croacia o Serbia. Evidentemente, eso me lleva a pensar que son básicamente motivos políticos. Politólogos, ¿es así? Si no, refutadme, please.

Pero bueno, a lo que iba. Quería decir hoy que aunque no entiendo mucho de datos económicos ni políticos, sí veo cómo en los dos años que llevo aquí Belgrado ha experimentado cambios fruto de movimientos económicos y políticos. Aquí van algunos que se me ocurren así, al tun tún:

- Hay una mayor comunidad de extranjeros y se oye bastante inglés por la calle. El primer año, eso no ocurría ni de coña y me sentía atrapada en un mundo del que entendía poco o nada. Sobre todo, cuando se presentaba en cirílico. Backpackers todavía se ven pocos; creo que la oleada extranjera la forman por el momento diplomáticos o empresarios. O lectores y profesores cervantinos, claro está :)

- Sin embargo, y a pesar de que no es por el turismo, como acabo de decir, se nota el aumento de albergue en el centro de la ciudad. Recuerdo el primer año que vine, nada de nada: la única opción eran hoteles viejísimos, grises y austeros, a lo comunista. Además, carísimos para el extranjero: no menos de 40 ó 50 euros la noche.

- Desde el verano pasado, han empezado a llegar cadenas de cafeterías al estilo del Starbucks. Ésa precisamente no ha aterrizado todavía en el país, y no sé cuánto pueda tardar en hacerlo, pero bueno, a lo que me refiero es al concepto de franquicia. Además, han montado una pastelería en el centro con la que he flipado: igual como las de Budapest, esas grandes, enormes, al estillo versallesco, con un montón de pasteles. Irene, en la que desayunamos aquella mañana en Belgrado este verano pasado, ¿te acuerdas?... No he vuelto a pasar muchas veces por delante. Mejor evitar que la vista capte esos dulces.

- Desde el 1 de noviembre, tenemos el Delta City, un mega centro comercial que no he pisado todavía y que dudo que lo haga en breve, a pesar de ser el tema de conversación en las clases y en la sala de profesores. Está todo el mundo flipado. Según uno de mis colegas: “Tengo que ir porque por fin Europa ha aterrizado en Belgrado”. Puede que desde España este concepto no se entienda demasiado, pero cuando estuve en Estambul y regresé a Belgrado, me pareció mucho más europeo Estambul (en todos los sentidos) que Belgrado, a pesar de estar entre dos mundos y ser considerado como algunos como un laicismo amenazante y retrasado.

- Desde que llegué, hay una actividad constructora frenética en ciertos barrios de la ciudad: no hacen más que construir, construir, y construir edificios nuevos. Genrealmente de viviendas, aunque también mucha oficina. Además, poco a poco se va viendo cómo restauran fachadas del centro. Recuerdo mi primer paseo en 2005 por la calle paralela a la que vivo: aluciné con el gris de las fachadas, con los balcones medio caídos, con el deterioro de las casas… Y aunque es verdad que alguien de fuera lo continuaría viendo así, aquí se ve cómo poco a poco van mejorandolas. Me hubiera gustado en aquel entonces echar algunas fotos, aunque ni siquiera tenía la cámara conmigo en Belgrado y me resistía a comprar una digital. ¡Cómo hemos cambiado!

- Aumento de la variedad de productos en el supermercado, aunque no es tan extensa como en España u otros países de alrededor. Sin embargo, el año pasado recuerdo que la revolución fueron los Actimel, de procedencia española :)

- La oferta telefónica también se ha visto ampliada. Cuando llegué, apenas existían dos compañías: una estatal y otra privada. Hoy en día hay muchas más y ya empiezan a haber las ofertas de planes a los que tan acostumbrados nos tienen Movistar, Vodafone, etc, etc, etc.

- La presencia de compañías de vuelo de bajo coste. De momento sólo vuela una, Germanwings. No es de muy bajo coste si se las compara con las ofertas que tenemos en España o que llegan hasta Budapest, pero bueno, es cierto que si te cuesta volar a Belgrado 100 euros desde Alemania, pues ya pienso que es barato. La media para salir del país suele rondar los 350 euros. También la compañía nacional, la JatAirways, ofrece vuelos más baratos a los países colindantes: me fui por unos 100 euros a Montenegro y a Ljubljana, todo un ofertón para el país :)

Aunque parezcan tonterías, os aseguro que cada uno de esos hechos es un gran paso en este país. Un país que llevaba cerrado desde los 90 y cuya población no sólo ha pagado las consecuencias económicamente con la falta de un montón de cosas que en España damos por supuestísimas y ni siquiera las valoramos (yo la primera), sino también mentalmente y en la forma de ver el mundo. El estricto sistema de visas por el que los hacen regirse no les ha permitido a la gran mayoría moverse más que por este pequeño país. Pero este tema de visas, mejor lo dejo para uno de estos días porque seguramente tendré que enfrentarme a él cara a cara a lo largo de este próximo mes. Querer tener invitados serbios en la comida de Navidad en casa es algo que no se decidirá probablemente hasta 48 horas antes de susodicha comida. Triste. Muy triste. Pero de momento, es lo que hay. Ojalá que pronto, si las conversaciones con la UE tienen sus efectos, pueda decir otras cosas. Aunque me huele que será a muy largo tiempo. Ya se verá.

8 comentarios:

Odara dijo...

Pensaba que se decía "visados" ;)

Salvando las distancias (aquí no ha habido guerra últimamente, por ejemplo), esos procesos de los que hablas me recuerdan bastante a los que he presenciado en Polandia en los últimos seis años. Es increíble lo que ha cambiado este país desde que llegué. Hay muchos más extranjeros en general, más rascacielos, centros comerciales y edificios modernísimos y horrendos, muchos más restaurantes (y abiertos a horas razonables, no como antes, que la mayoría cerraban a las 6 de la tarde y después de las 8 no te quedaba más opción que McDonald's, KFC o Pizza Hut) y muchas más opciones de ocio. Un cambio, en general, para bien, a pesar de cierta americanización que no me gusta (como la costumbre de pasarse el finde en un centro comercial) y aunque para quien busca lo diferente se esté perdiendo el exotismo. Menos mal que de esto aún queda bastante (no sé si has leído el final de mi blog ucraniano)... :)

A ver si vienes pronto a comprobarlo ;)

Bicos!

mmelekk dijo...

Uissh, pues la verdad es que me has hecho dudar acerca de si se dice "visa" o "visado". Y sí, según la RAE, ambas son correctas aunque la que yo he usado es más frecuente en América. Pero ahora que lo dices, han sido "visados" de toda la vida. Imagino que debe ser fruto de la influencia del serbio en mi español :-/ ¡Qué mal, qué mal! :( Aunque bueno, juraría que somos muchos los españoles que hemos adoptado el término "serbio".

En cuanto a los cambios que se han venido dando en la ciudad, se me habían "olvidado" los restaurantes. Aquí también es cierto que se han abierto muchos. Sin embargo, echo de menos la variedad en la oferta gastronómica y en el tipo de locales. O tienes la kafana tradicional(como aquella donde fuimos a cenar una noche, no sé si te acuerdas, donde tomamos(-aste) la rakija en aquel vasito alargado), o tienes el restaurante de diseño, bien puesto, que presenta una carta medio italiana, medio serbia. Que no está mal una vez, dos,... pero al final también te cansa. Sigo echando de menos la oferta gastronómica que tenía en Barcelona, en Alemania... Incluso en Ljubljana. Con lo poquito que estuvimos, comimos en dos restaurantes eslovenos muy buenos (en uno caballo, por cierto), en un chino (hacía tieeempo que no iba) y en un turco. Como no, éste último con una comida deliciosa y muy bien presentada. Además, una cucada de restaurante: parecía un rincón de Estambul puesto entre los Balcanes y los Alpes. Me encantó. No sé, lo único "positivo" que intento verle al asunto es que realmente aprecias lo diferente cuando sales al extranjero. Para ciertas cosas, aquí no llegan los tentáculos de la globalización, y eso a veces también es de agradecer.

Pues nada, menino, estamos en contacto. En breve te digo algo, ¿dobro?

Beijinhos

Anónimo dijo...

Via Iggena arribo al teu bloc... Una valenciana a Belgrad; no ets pas periodista? (simple curiositat).

Records des de Berlin!

mmelekk dijo...

Hola Ferran:

Sí, em sembla haver-te llegit alguna vegada pel blog de la Iggena :)

Pel que fa a les teves hipòtesis, fred fred. Sóc profe d'espanyol per estrangers a l'Instituto Cervantes i ja fa un parell d'anyets que sóc per aquí. I tu, què en fas per terres berlineses?

Benvingut a aquestes terres balcàniques, encara que sigui virtualment :)

Anónimo dijo...

Jo tenia ficat Berlin al cap fa molt de temps, així que m'he agafat una excedència a la feina i des de fa un parell de mesos sóc per aquí dalt. Si a nivell laboral m'ho puc organitzar, espero quedar-m'hi una temporadeta.
Et preguntava si eres periodista perquè he llegit el teu post sobre Sèrbia, Kosovo... i vaig pensar que potser... Simple curiositat! :)

A cuidar-se per les terres balcàniques. Ens llegim!

Dani dijo...

Las situaciones politicas e historicas cambian con una velocidad trepitante, más aún si uno esta al corriente de lo que sucede y vive el día a día inmerso en ese desenlace.
Se nota que Belgrado se ha convertido ya hace un tiempo en tu hogar y como tal estas pendiente de todos aquellos cambios que suceden.
Esperemos que todos estos pasos y desenlaces, eriquescan la convivencia entre sus habitantes y por consiguiente la propia cultura serbia.
UN BESO MUY, MUY FUERTE

mmelekk dijo...

Hola Ferran:

No, no. No sóc periodista, pero vaig escriure sobre Kosovo perquè és un dels temes que més se'n parla aquests dies. Té un futur una mica incert i preocupant tot açò... Acabo d'arribar al teu blog i veig que tu sí que ho ets :) Què interessant, no? Què és el que fas exactament? Cobreixes tot tipus de notícies?

Una abraçada

mmelekk dijo...

Chiqui:

¡Qué alegría! Siento no haberte respondido el sms anoche. Ya sabes que a veces el sueño me puede :))

Indudablemente, siento ya Belgrado como mi casa después de dos años acá y me pregunto si algún día seré realmente capaz de dejar todo esto, a pesar de que hay una fuerza interior que me punza constantemente para que lo haga y no me amodorre aquí de por vida.

Un besote y a ver qué día te viene bien que hablemos