jueves, 22 de febrero de 2007

Berlín II

Hace ya unos días que he regresado de Berlín y que estoy inmersa nuevamente en la vida belgradense, pero aquella ciudad me gustó tanto que creo que debo dedicarle una nueva entrada en el blog. De hecho, ir a Berlín supuso para mí un flashback a Tübingen y todo aquel año de descubrimiento y vivencias: me gustó revivir el ambiente de WG en casa de Irene, ver que estaba en el extranjero y que era capaz de entender lo que decía la gente (incluso de captar el juego de palabras del anuncio publicitario que leía mientras esperas el tranvía (algo que no me pasaba desde hacía mucho tiempo), volver a ver bicicletas por todos lados,...

Pero si Berlín me impactó por algo fue precisamente por desentonar en la línea de lo que solemos considerar "Alemania". Si el orden, lo cuadriculado, lo limpio, lo perfecto es lo que asociamos con Alemania, Berlín es casi lo contrario: no encaja con la idea de limpieza y orden estrictos propio de los alemanes... Hay un gran movimiento social de todo tipo, artístico (increíble la cantidad de galerías que tiene y, por qué no, la cantidad de graffitis. Hasta el propio muro fue considerado como un museo de arte de la calle y se guardaron unos cuantos metros, la West Side Gallery, donde pintaron unos cuantos artistas de la calle traídos de todos los rincones del mundo), donde toda expresión, toda filosofía e ideología cabe, forma parte del espíritu de la ciudad. Todo existe y todo es posible: desde los lugares y la gente más pija, hasta los antros más increíbles, algunos de los cuales tuvimos la oportunidad de visitar la noche del sábado de la mano de un brasileño perdido en Berlín desde hace 8 años y que conocimos por casualidad, ya que alquilaba una habitación e Irene está en estos momentos a la búsqueda y captura de una. Hubo un lugar, especialmente, que me impactó: un local maloliente, con perros, con personajes que no sé muy bien como describir, medio oscuro, situado al final de un patio interior oscuro y al que se accedía por una ventana. Era un ambiente propio de Luces de Bohemia. Las cámaras, los móviles,... mejor evitarlos, según la recomendación del brasileño. Y esa noche la casa ofrecía Volksküche polaca, platos de la gastronomía del país vecino a precios muy razonables, casi tirados, como la ciudad misma (otro de los aspectos que me ha impresionado: ¡quéeee barata!).

Pero si en cuestión de ambiente y precios Berlín parece desencajar con la tónica alemana, también desentona en la falta de pasos de peatones: no me lo podía creer cada vez que quería cruzar y me costaba divisar alguno a una distancia prudencial. Así que me dediqué a observar a los propios alemanes y, en efecto, se aventuraban entre el tráfico. ¡Flipé! Y como dice el refrán: "Allá donde fueres, haz lo que vieres". Sin embargo, en aquellos escasos pasos de cebra que encontré, me sorprendió ver en el correspondiente semáforo a un curioso y divertido Ampelmann, interesante personaje de la vida "este" de la ciudad, el cual tiene incluso hasta una tienda dedicada en un rincón de uno de los patios de la zona de Hackesche Markt. Aquí os paso un par de fotos, para que vosotros mismos juzguéis:



En efecto: el sombrerito es el rasgo distintivo de este hombrecito de los semáforos berlineses del Este. Parece ser que tras la Caída del Muro, el Ayuntamiento comenzó a cambiar todos estos semáforos y a ponerlos como los "nuestros", pero hubo un rebote general de los "ossis" (nombre con que se conoce a los alemanes del este, frente a los "wessis", que son los del oeste. Curiosamente, el último día de estar en Berlín me enteré de que todavía hay diferencias entre ellos, que no se aguantan mucho los unos a los otros).
Y nada, que me he quedado enamorada de Berlín, que en cierto modo echo mucho de menos Alemania e Irenita me da cierta envidia con una ciudad con tantas posibilidades, incluso hasta las más raras, como beber batido de hierba, verde a más no poder y delicioso. Aquí os dejo con el resultado:



2 comentarios:

Lourdes dijo...

Hola!
Soy amiga de Irene, permíteme escribir en tu blog...
Me alegro mucho de que te gustara tanto Berlín, yo algún día de estos iré a verla, pero todavía no sé cuando... Ya hace tiempo que le digo que voy a mirar un billete de avion para ir pero aún sigo aquí.
Pero con tu buena experiencia, aún tengo más ganas de conocer esa ciudad!
Saludos

mmelekk dijo...

Hola Lourdes,

bienvenida al blog! Me alegra saber que te pasas por aquí. En ocasiones he leído tus comentarios en el de Irenita, así que te hubiese reconocido :)))

La verdad es que Berlín es una ciudad apasionante. Creo que no es necesario que diga mucho más, pues se desprende de mi blog :)) Así que te animo a pasarte en cuanto puedas, aunque casi mejor si lo haces en los próximos meses, ya cuando estés segura de que el frío no va a apretar, porque yo tuve bastante mala suerte en ese aspecto: mucho frío y algo de lluvia, así que en algunos momentos tuve que cambiar calles e historia por cafetería y té.

Un abrazo