domingo, 16 de noviembre de 2008

Horas eternas

Vaya nochecita la de ayer/hoy. Empezó de forma extraña ya en el Festival Etnográfico que organizaban y al que se nos ocurrió ir al ver que había un pase de un corto brasileño y otro español. A pocos minutos del comienzo, ya un viejo empezó a roncar en la sala; a los pocos minutos, una pareja sentada al fondo empezó a discutir y se acabaron abofeteando y saliendo (¡flipo con la gente!); y a los 40 minutos o algo así nos piramos porque el DVD brasileño había dado ya más de 20 veces error y se paraba cada 3 segundos. Aquello era incomprensible. Una pena. Pero bueno, nos compensamos yendo a comer un pequeño restaurante que hemos descubierto justo a la vuelta de la esquina. Pequeñito, con las paredes amarillas y lleno de colores, pero muy sencillo y acogedor, luz indirecta... un poco lejos del estilo serbio más tradicional, que era lo que no me apetecía encontrarme precisamente.

A las 2:00, a pocos minutos de entrar en casa, me llega un sms de mi vecina, que me necesitaba. Subo, cojo el ascensor, y aún no estaba ni en la puerta, ya estaba ella saliendome a buscar. El vecino no había aparecido todavía (y se suponía que tenía que llegar a las 22:00). Ni siquiera había llamado; ni siquiera había recibido los sms que ella le había estado mandando; ni siquiera tenía cobertura. La intenté tranquilizar. Me sorprendió verme en esa posición, porque siempre es ella la que me tranquiliza y me ayuda a buscar soluciones en este país. Le dije que seguro que se había quedado por ahí tomando algo con algún amigo, etc.

Esperamos hasta las 3:30 y allí no aparecía nadie. Yo dormía a ratos porque no podía aguantar el sueño. Estaba muerta. Estabamos las dos envueltas en una manta porque definitivamente ha bajado la temperatura en Belgrado y hacía frío. ¿Qué hacer? Habíamos llamado al servicio de transportes públicos para ver si había habido algún problema con alguna línea de autobuses que unía los dos puntos de la ciudad que nos interesaban... Sin respuesta. El siguiente paso era llamar a los Servicios de Urgencia para ver si habían atendido a alguien con su nombre y apellidos. Ninguna de las dos se atrevía a llamar. Nerviosa, la final, cogió el teléfono y llamó. Sin registro alguno. Su nombre no constaba.

De madrugada, mientras yo dormía un rato, han vuelto a llamar. Nada. Sin respuesta. Y sobre las 7.30 no hempos podido aguantar más y ha llamado al colega con el que supuestamente mi vecino había salido anoche. Para desgracia de los allí presentes, mi vecino salió anoche de su casa a las 22:00 y dijo que se venía para el centro, que iba a ir un rato a la kladionica, algo similar a una casa de apuestas, a tomarse algo y a dormir. No podíamos entender nada... nuestras hipótesis de que se habían emborrachado y había decidido quedarse a dormir allí se esfumaban. El siguiente paso ha sido esperar hasta las 10:00 para ver si había conseguido llegar a la kladionica. Y nuevamente, para nuestro disgusto, tampoco había estado allí por la noche. ¿Qué puñetas había pasado? Su amigo lo había visto subir al autobús, en la línea de autobús no se había registrado ningún problema, no constaba en la lista central de ingresados por urgencias, no había estado en la kladionica,... A lo largo de la noche se nos han ido ocurriendo mil y una posibilidades, aunque cierto es que en alto sólo nos hemos atrevido a comentar las "buenas". Sin embargo, todos sabíamos que también podíamos esperar algo malo... Las lágrimas y la histeria de mi vecina no cabe ni comentarlas, aunque de verdad le ha ganado la batalla a la paciencia, porque se ha controlado mucho a lo largo de las horas...

Ya de día, y a una hora prudencial de domingo por la mañana, hemos llamado a un contacto que teníamos que trabaja en la policia; ir por nuestra cuenta nos hubiera costado un "Vuelva usted en unas 12 horas, que sólo hace 12 que está desaparecido". Para aumentar nuestra lucha contra la paciencia, el contacto no entraba a trabajar hasta las 14h, pero aún así ha tomado los datos para ver qué se podía hacer. Hemos llamado a los amigos de mi vecino, con lo que supuestamente no iba a salir anoche pero con los que quizá pudo terminar e irse de borrachera. Nadie sabía nada. En la desesperada, mi vecina ha llamado al colega de anoche para suplicarle, por favor, que le dijera la verdad, incluso si su novio estaba pasando la noche con otra. Sólo quería saber que estaba sano y salvo. Nikola insistía en que él no sabía nada.

Sobre las 12, un sms. Mi vecino volvía a tener activo el móvil. Lo hemos llamado urgentemente y sí, estaba bien, a escasos metros de casa. Prefería no hablar por el teléfono, mejor nos lo contaba al subir. Si digo que ha entrado tranquilo es algo que no extrañará a los que lo conozcan, riéndose de lo que había pasado y quitando importancia a nuestros nervios, sufrimiento,... Lo había detenido la policia anoche, algo que a mí no me entraba en la cabeza porque no lo veo precisamente vándalo a este hombre. He aquí la reconstrucción de los hechos:

A las 22:00 se montó en el autobús después de haber estado en un bar con su colega Nikla tomando unas 5 ó 6 cervezas (que nadie crea que puede estar fácilmente borracho con esa dosis. De hecho, es la normal, la diaria). A medio camino sintió que se estaba meando y decidió bajarse al autobús. Se metió entre unos árboles (Belgrado está lleno de parques, etc.) y de repente llegó la policia a detenerlo; a él y a otros tantos hooligans que estaban causando problemas a la salida del partido de fútbol (en efecto, mi querido vecino se encontraba a esas horas por allí, pero no por el fútbol, sino POR CASUALIDADDDD!). De nada sirvió insistirles que no iba con el grupo de hooligans, que había parado porque tenía un pequeño apuro y tenía que llegar a casa. Le quitaron el móvil, se lo apagaron, y no le dejaron hacer llamada alguna. Genial... y ahí nos tienes a nosotras sufriendo y con el moco caído toda la noche, imaginando, como no, lo peor.

En fin... cosas que pasan.

3 comentarios:

Odara dijo...

Pues la verdad es que es comprensible la desesperación, pero por otra parte la mayor parte de las veces las situaciones de miedo, etc., acaban así (¡menos mal, claro!), lo cual demuestra que de poco sirve preocuparse mientras no haya por qué... Es como cuando vas a recoger los resultados de un análisis y ya te imaginas con un pie en la tumba y luego resulta que está todo bien...

Odara dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
mmelekk dijo...

Hola menino:

Pues sí, es cierto, a veces nos preocupamos de lo debido, pero te juro que me "cagó" la experiencia. Nunca me había visto en las de esperar a alguien a las 10h de la noche y que sean las 7h de la mañana y que no haya dado señales de vida. Supongo que durante el día no le hubiéramos dado tanta importancia, pero la noche nos asustó, quizá porque no podíamos contactar con nadie tan fácilmente. En fin, que menos mal que todo quedó en un susto que algún día se convertirá en anécdota que contar y de la que nos reiremos :)))

Beijinhos