Ayer me encontré este artículo en la página web del EL PAÍS: La UE inicia el diálogo con Serbia tras constatar sus esfuerzos para detener a criminales de guerra, y evidentemente no me pude contenerme y lo colgué. A muchos de vosotros probablemente ni os interese, y lo entiendo. A mí nada de esta zona me interesó en los medios de comunicación españoles hasta que la pisé por primera vez y después, cuando ya me atrapó.
El caso es que para una vez que hay algo y es positivo, pues quisé compartirlo. Las dos últimas semanas, casi por casualidad (o no), hemos estado hablando bastante de política: de la UE y Serbia, de Serbia y Kosovo, de la UE, USA y Kosovo, de Serbia y la guerra, de las consecuencias que ha tenido que pagar el país, etc. Temas todos muy complejos y acerca de los que yo no sé más que breves pinceladas de lo poco que he leído y de lo que me han ido contando cómo lo vive y siente la gente de a pie.
Al respecto, sólo quería manifestar que me tiene un poco preocupada el tema Kosovo porque en dos meses no sé dónde podamos estar. Con el nuevo plan de la ONU, por aquí se rumorea que los kosovares dicen que van a declararse independientes sí o sí el 10 de diciembre, al margen de la opinión de Belgrado. Belgrado dice que no da Kosovo, ni de broma. Los más abiertos quieren creer que Serbia no se meterá de nuevo en guerra, que ya está escarmentada. Los más nacionalistas yo creo que irían. Pero bueno, tan trágica no quiero ser. Sólo espero que no se arme la de dios en este polvorín balcánico, ya que no quiero salir por patas por Navidades anticipadas. Prefiero tenerlas tranquilas y a su debido tiempo.
Respecto al artículo y el paso de acercamiento que esperan volver a dar a partir de hoy Belgrado y Bruselas (ojalá, ojalá), creo que es un punto a favor y un motivo para sonreir. Dicen los que se han aventurado por zonas de Bulgaria y Rumanía (yo espero hacerlo en diciembre :))), que no entienden cómo estos países son ya miembros de la UE desde el 1 de enero de 2007, y no lo son otros países como Croacia o Serbia. Evidentemente, eso me lleva a pensar que son básicamente motivos políticos. Politólogos, ¿es así? Si no, refutadme, please.
Pero bueno, a lo que iba. Quería decir hoy que aunque no entiendo mucho de datos económicos ni políticos, sí veo cómo en los dos años que llevo aquí Belgrado ha experimentado cambios fruto de movimientos económicos y políticos. Aquí van algunos que se me ocurren así, al tun tún:
- Hay una mayor comunidad de extranjeros y se oye bastante inglés por la calle. El primer año, eso no ocurría ni de coña y me sentía atrapada en un mundo del que entendía poco o nada. Sobre todo, cuando se presentaba en cirílico. Backpackers todavía se ven pocos; creo que la oleada extranjera la forman por el momento diplomáticos o empresarios. O lectores y profesores cervantinos, claro está :)
- Sin embargo, y a pesar de que no es por el turismo, como acabo de decir, se nota el aumento de albergue en el centro de la ciudad. Recuerdo el primer año que vine, nada de nada: la única opción eran hoteles viejísimos, grises y austeros, a lo comunista. Además, carísimos para el extranjero: no menos de 40 ó 50 euros la noche.
- Desde el verano pasado, han empezado a llegar cadenas de cafeterías al estilo del Starbucks. Ésa precisamente no ha aterrizado todavía en el país, y no sé cuánto pueda tardar en hacerlo, pero bueno, a lo que me refiero es al concepto de franquicia. Además, han montado una pastelería en el centro con la que he flipado: igual como las de Budapest, esas grandes, enormes, al estillo versallesco, con un montón de pasteles. Irene, en la que desayunamos aquella mañana en Belgrado este verano pasado, ¿te acuerdas?... No he vuelto a pasar muchas veces por delante. Mejor evitar que la vista capte esos dulces.
- Desde el 1 de noviembre, tenemos el Delta City, un mega centro comercial que no he pisado todavía y que dudo que lo haga en breve, a pesar de ser el tema de conversación en las clases y en la sala de profesores. Está todo el mundo flipado. Según uno de mis colegas: “Tengo que ir porque por fin Europa ha aterrizado en Belgrado”. Puede que desde España este concepto no se entienda demasiado, pero cuando estuve en Estambul y regresé a Belgrado, me pareció mucho más europeo Estambul (en todos los sentidos) que Belgrado, a pesar de estar entre dos mundos y ser considerado como algunos como un laicismo amenazante y retrasado.
- Desde que llegué, hay una actividad constructora frenética en ciertos barrios de la ciudad: no hacen más que construir, construir, y construir edificios nuevos. Genrealmente de viviendas, aunque también mucha oficina. Además, poco a poco se va viendo cómo restauran fachadas del centro. Recuerdo mi primer paseo en 2005 por la calle paralela a la que vivo: aluciné con el gris de las fachadas, con los balcones medio caídos, con el deterioro de las casas… Y aunque es verdad que alguien de fuera lo continuaría viendo así, aquí se ve cómo poco a poco van mejorandolas. Me hubiera gustado en aquel entonces echar algunas fotos, aunque ni siquiera tenía la cámara conmigo en Belgrado y me resistía a comprar una digital. ¡Cómo hemos cambiado!
El caso es que para una vez que hay algo y es positivo, pues quisé compartirlo. Las dos últimas semanas, casi por casualidad (o no), hemos estado hablando bastante de política: de la UE y Serbia, de Serbia y Kosovo, de la UE, USA y Kosovo, de Serbia y la guerra, de las consecuencias que ha tenido que pagar el país, etc. Temas todos muy complejos y acerca de los que yo no sé más que breves pinceladas de lo poco que he leído y de lo que me han ido contando cómo lo vive y siente la gente de a pie.
Al respecto, sólo quería manifestar que me tiene un poco preocupada el tema Kosovo porque en dos meses no sé dónde podamos estar. Con el nuevo plan de la ONU, por aquí se rumorea que los kosovares dicen que van a declararse independientes sí o sí el 10 de diciembre, al margen de la opinión de Belgrado. Belgrado dice que no da Kosovo, ni de broma. Los más abiertos quieren creer que Serbia no se meterá de nuevo en guerra, que ya está escarmentada. Los más nacionalistas yo creo que irían. Pero bueno, tan trágica no quiero ser. Sólo espero que no se arme la de dios en este polvorín balcánico, ya que no quiero salir por patas por Navidades anticipadas. Prefiero tenerlas tranquilas y a su debido tiempo.
Respecto al artículo y el paso de acercamiento que esperan volver a dar a partir de hoy Belgrado y Bruselas (ojalá, ojalá), creo que es un punto a favor y un motivo para sonreir. Dicen los que se han aventurado por zonas de Bulgaria y Rumanía (yo espero hacerlo en diciembre :))), que no entienden cómo estos países son ya miembros de la UE desde el 1 de enero de 2007, y no lo son otros países como Croacia o Serbia. Evidentemente, eso me lleva a pensar que son básicamente motivos políticos. Politólogos, ¿es así? Si no, refutadme, please.
Pero bueno, a lo que iba. Quería decir hoy que aunque no entiendo mucho de datos económicos ni políticos, sí veo cómo en los dos años que llevo aquí Belgrado ha experimentado cambios fruto de movimientos económicos y políticos. Aquí van algunos que se me ocurren así, al tun tún:
- Hay una mayor comunidad de extranjeros y se oye bastante inglés por la calle. El primer año, eso no ocurría ni de coña y me sentía atrapada en un mundo del que entendía poco o nada. Sobre todo, cuando se presentaba en cirílico. Backpackers todavía se ven pocos; creo que la oleada extranjera la forman por el momento diplomáticos o empresarios. O lectores y profesores cervantinos, claro está :)
- Sin embargo, y a pesar de que no es por el turismo, como acabo de decir, se nota el aumento de albergue en el centro de la ciudad. Recuerdo el primer año que vine, nada de nada: la única opción eran hoteles viejísimos, grises y austeros, a lo comunista. Además, carísimos para el extranjero: no menos de 40 ó 50 euros la noche.
- Desde el verano pasado, han empezado a llegar cadenas de cafeterías al estilo del Starbucks. Ésa precisamente no ha aterrizado todavía en el país, y no sé cuánto pueda tardar en hacerlo, pero bueno, a lo que me refiero es al concepto de franquicia. Además, han montado una pastelería en el centro con la que he flipado: igual como las de Budapest, esas grandes, enormes, al estillo versallesco, con un montón de pasteles. Irene, en la que desayunamos aquella mañana en Belgrado este verano pasado, ¿te acuerdas?... No he vuelto a pasar muchas veces por delante. Mejor evitar que la vista capte esos dulces.
- Desde el 1 de noviembre, tenemos el Delta City, un mega centro comercial que no he pisado todavía y que dudo que lo haga en breve, a pesar de ser el tema de conversación en las clases y en la sala de profesores. Está todo el mundo flipado. Según uno de mis colegas: “Tengo que ir porque por fin Europa ha aterrizado en Belgrado”. Puede que desde España este concepto no se entienda demasiado, pero cuando estuve en Estambul y regresé a Belgrado, me pareció mucho más europeo Estambul (en todos los sentidos) que Belgrado, a pesar de estar entre dos mundos y ser considerado como algunos como un laicismo amenazante y retrasado.
- Desde que llegué, hay una actividad constructora frenética en ciertos barrios de la ciudad: no hacen más que construir, construir, y construir edificios nuevos. Genrealmente de viviendas, aunque también mucha oficina. Además, poco a poco se va viendo cómo restauran fachadas del centro. Recuerdo mi primer paseo en 2005 por la calle paralela a la que vivo: aluciné con el gris de las fachadas, con los balcones medio caídos, con el deterioro de las casas… Y aunque es verdad que alguien de fuera lo continuaría viendo así, aquí se ve cómo poco a poco van mejorandolas. Me hubiera gustado en aquel entonces echar algunas fotos, aunque ni siquiera tenía la cámara conmigo en Belgrado y me resistía a comprar una digital. ¡Cómo hemos cambiado!
- Aumento de la variedad de productos en el supermercado, aunque no es tan extensa como en España u otros países de alrededor. Sin embargo, el año pasado recuerdo que la revolución fueron los Actimel, de procedencia española :)
- La oferta telefónica también se ha visto ampliada. Cuando llegué, apenas existían dos compañías: una estatal y otra privada. Hoy en día hay muchas más y ya empiezan a haber las ofertas de planes a los que tan acostumbrados nos tienen Movistar, Vodafone, etc, etc, etc.
- La presencia de compañías de vuelo de bajo coste. De momento sólo vuela una, Germanwings. No es de muy bajo coste si se las compara con las ofertas que tenemos en España o que llegan hasta Budapest, pero bueno, es cierto que si te cuesta volar a Belgrado 100 euros desde Alemania, pues ya pienso que es barato. La media para salir del país suele rondar los 350 euros. También la compañía nacional, la JatAirways, ofrece vuelos más baratos a los países colindantes: me fui por unos 100 euros a Montenegro y a Ljubljana, todo un ofertón para el país :)
Aunque parezcan tonterías, os aseguro que cada uno de esos hechos es un gran paso en este país. Un país que llevaba cerrado desde los 90 y cuya población no sólo ha pagado las consecuencias económicamente con la falta de un montón de cosas que en España damos por supuestísimas y ni siquiera las valoramos (yo la primera), sino también mentalmente y en la forma de ver el mundo. El estricto sistema de visas por el que los hacen regirse no les ha permitido a la gran mayoría moverse más que por este pequeño país. Pero este tema de visas, mejor lo dejo para uno de estos días porque seguramente tendré que enfrentarme a él cara a cara a lo largo de este próximo mes. Querer tener invitados serbios en la comida de Navidad en casa es algo que no se decidirá probablemente hasta 48 horas antes de susodicha comida. Triste. Muy triste. Pero de momento, es lo que hay. Ojalá que pronto, si las conversaciones con la UE tienen sus efectos, pueda decir otras cosas. Aunque me huele que será a muy largo tiempo. Ya se verá.