miércoles, 23 de abril de 2008

Feliç Sant Jordi

lunes, 21 de abril de 2008

7

Hace unos tres años, en una clase de interpretación simultánea, el profesor nos sorprendió con un audio sobre una teoría que parece demostrar que la naturaleza se rige por procesos de 7 pasos. Fue uno de aquellos discursos que yo odié porque a duras penas conseguía entender lo que decían (Hay que ver el conocimiento del contexto lo MUCHO que ayuda). Aunque en el fondo sabía que tratar sobre todos aquellos temas me iba a hacer mucho bien, no fueron pocas las veces en las que sentí que dicho profesor y dicha asignatura me tenían harta por la dificultad que me suponían. Hubiera preferido (en aquel tiempo, ahora no lo veo así) tener a cualquier otra profesora que llegaba a clase con los típicos discursos que una ya se imagina (el cambio climático, el aborto, la inmigración, etc.) y que le son más fáciles de prever.

Pero a lo que iba. La cuestión es que en aquel discurso no sólo se hacía referencia a los procesos naturales, sino a cómo también las relaciones personales se rigen por dicho principio. Es decir, que dos personas cualquiera del planeta están separadas por un máximo de 7 personas. En numerosas ocasiones aquellas palabras se han venido repitiendo en mi cabeza, pero hoy han resonado con todavía mayor incredulidad. Y es que hay que ver qué pequeño es el mundo.

Si en los años noventa, cuando yo apenas era una niña a la que únicamente Yugoslavia le sonaba, tristemente, por la guerra (que en el fondo me quedaba lejos, lejísimos) alguien me hubiera dicho que hubiera terminado viviendo en estas tierras, no me lo hubiera creído. De aquellos días y de mi relación con los Balcanes apenas recuerdo cuatro cosas:

- Una imagen en los informativos de una avenida en Sarajevo en la que se estaban disparando, y mi madre repitiendo "¡Pero qué barbaridad!".
- Un libro que mi madre me compró en el Círculo de Lectores en el año 94: "
El diario de Zlata Filipovic", que todavía recuerdo con claridad, y tengo en mente cómo imaginaba la casa de aquella niña que tenía casi casi mi edad y a quien le había tocado vivir la guerra en primera persona.

- (La tercera puede sonar incluso un poco frívola, comparada con las anteriores): Mi amor platónico durante algunos años de mi adolescencia: el futbolista Pedja
Mijatovic, que llegó al Valencia y despertó auténtica locura entre la afición del equipo. En aquellos días, el fútbol era algo importante en mi vida y que vivía con intensidad,... Debo tener en casa todavía las entrevistas que él daba a la cadena 97.7 Valencia, y en las que hablaba de su vida en Montenegro, en Belgrado (mientras jugaba en el Partizan), sus primeros días en Valencia, su hijo,... No sé cuántas veces escuché aquellos cassettes, cuántas veces soñé con aquel hombre... jejejeje... Me da la risa ahora cuando lo pienso.

La cuestión es que esta noche estaba en casa, preparando algunas cosillas, y han llamado a la puerta. Extraño. No esperaba a nadie. Abro y me encuentro a la vecina, que me quería presentar a un vecino del edificio que hablaba un poco de español. Me aventuro en su salón y el hombre empieza a explicarme que había trabajado un tiempo en España, que había metido a algunos jugadores "yugoslavos" en esa liga... Y sí, efectivamente, lo que podéis imaginar. Él fue quien lo gestionó todo para que Mijatovic empezara a jugar en el Valencia. No me lo podía creer. Emocionado él, emocionada yo, descojonados los vecinos, ha subido corriendo a su casa para bajarme toda la prensa que tenía guardada del 93. Efectivamente, allí estaba Mijatovic superjovencito (24, si no me equivoco), vestido con el traje del Valencia... En otras fotos y periódicos, aparecían juntos. No daba crédito. El señor, emocionado, recordando aquellos días, conversaciones, goles, partidos... Yo había momentos en que me perdía, pero lo veía tan feliz... Y ahí ha sido cuando me ha venido a la cabeza aquella teoría de la clase de interpretación, de que en realidad podría "llegar" a él en menos de 7 pasos... aquel amor platónico de mi adolescencia... jejejejeje...

Pero lo más curioso es que la semana pasada descubrí que tengo en clase a un estudiante que ha sido su guardaespaldas, y que ahora está estudiando español nuevamente porque quiere regresar a Madrid. Ante mi incredulidad, me sacó un montón de fotos que tenía en el móvil y, efectivamente, allí estaban ambos.

Si hace 10 años me hubieran contado esto, no me lo hubiera creído. Ahora, y después de algunas historias que me han pasado en los últimos años de coincidencias de este tipo u otros semejantes, creo que en realidad no estamos tan lejos los unos de los otros, por muchos kilómetros que nos separen. ¿Qué pensáis?

lunes, 14 de abril de 2008

Ventanitas

Hoy, y por casualidad, he puesto la radio y me he encontrado con una canción que me ha abierto de inmediado una ventanita de la infancia. Aún recuerdo dónde la escuché por primera vez: fue en el cine-teatro de Alcalalí en el año 88, cuando los chicos del pueblo hicieron un playback donde simulaban a La Guardia. Recuerdo que en el descanso del espectáculo ganamos en la rifa y fui yo quien subió al escenario, para sorpresa de mi madre (mucho me huele, por lo vergonzosa que yo era (y sigo siendo)), a recoger el premio. ¡Qué recuerdos!

miércoles, 9 de abril de 2008

De coordinación y concentración

Sí, ya lo sé. Llevo mucho tiempo sin sentarme a escribir, pero siento que estoy viviendo cierto momento de rechazo a la escritura, de todo lo que tenga que ver con estar sentada frente a una pantalla, de estar encerrada en casa. Ya todos sabemos a estar alturas a qué se puede deber esa primera reacción, lo cual no me preocupa mucho.

Sin embargo, sí me preocupan otros problemas que había detectado con mucha anterioridad, pero que hoy he confirmado. Problemas a los que tengo que poner ya solución urgente.

El primero es una falta de coordinación en mi vida increíble. En todos los aspectos y niveles, lo cual repercute en un estilo de vida caótico, en una alimentación irregular (propia de los serbios y que yo tanto había criticado), en mis hábitos, en cambios en mi cuerpo, en mi mente, en mi manera de organizarme (tengo mil cosas empezadas y ninguna sin terminar ni intenciones de hacerlo), en mis pensamientos y formas de concebir la vida y las relaciones,… En todo. Y lo cierto, es que noto que son cambios a peor, lo cual me entristece.

Pero entre negatividad a la que me llevo yo misma estos días al pensar que no me gusta cómo estoy gestionando mi vida en muchos aspectos, hoy he visto, por fin, que el deporte puede ayudarme. Ya no sólo a mantenerme en forma, sino a recuperar esa concentración con la que antes podía hacer mucho, y que ahora me tiene tan abandonada y perdida. Hoy he regresado al gimnasio después de mucho tiempo, y he comenzado un nuevo tipo de modalidad de aeróbic o no sé qué que había elegido mi amiga. La verdad es que ha estado genial, pero me he sentido como se debían de sentir aquellos compañeros de clase que eran un poco torpes en la asignatura de gimnasia, incapaces de seguir el ritmo, de seguir los pasos, de concentrarse, y por ende, rechazados o elegidos los últimos a la hora de formar grupos para algo. Sí, así. Y sobre todo, me he sentido torpe porque cuando era niña era bastante buena en los deportes, en la coordinación, en el baile, y ahora no me queda nada de eso. Me he visto patosa, a pesar de que yo aún me creía capaz de mantener aquellas cualidades de las que solía presumir de pequeña. Hay que ver…

Hoy me he dado cuenta de que, absorta en ese mundo exterior que tan atrapada me tiene y que no sé cómo describir, era sólo capaz de reproducir medianamente bien aquellos pasos mecánicos que iba mostrando la instructora. Pero el desastre empezaba cuando ella dejaba de guiar y había que combinar todo lo que habíamos aprendido. La otra chica que venía conmigo, y para quien también era su primer día, los seguía. Era capaz de bailar, pillarlos… Yo, no. Por tanto, la falta de concentración y de coordinación se han unido hasta dar lugar a un resultado poco, pero que muy poco satisfactorio. Pero lo bueno de todo esto ha sido que creo que esa clase ha actuado como espejo de lo que me pasa en el día a día, en ese querer y no poder porque no sé organizarme, porque no hay coherencia en mi vida. Y vale que el orden es aburrido, pero tanto caos a mí personalmente me mata. No me deja avanzar. Y me frustra.

Así que hoy me he marcado un nuevo propósito que espero que dure. Seguir esas clases, ya no tanto (aunque también), con la finalidad pura y dura relacionada con el deporte y la salud física, sino SOBRE TODO, mental. Que no puedo ni debo escaquearme por mi propio bien. Y quizá parezca una tontería, pero empiezo a pensar que algunas de las posibles causas de este nivel de torpeza se da al ritmo de vida que llevo: sedentario y atrapada por un ordenador y una red mundial para los que no es necesario tener coordinación ni concentración, simplemente dejarse atrapar y avanzar en esa torpeza que mucho me huele que nos tiene atrapados a gran número de nosotros sin que seamos conscientes todavía.

domingo, 30 de marzo de 2008

De visita

Esta semana han estado por aquí papi y mami, mi hermana y mi "cuñao". Lo hemos pasado bien, aun habiendola tenido pasada por nieve, agua, viento, y mucha nube. Menos mal que ellos estaban contentos con ese toque metereológico exótico, que para mi (por suerte, o por desgracia) ya dejó de tener encanto. Parece que mis visitas están condenadas a ver Belgrado "blanco" (tal y como se desprende de su nombre), aunque el espíritu y aspecto de la ciudad no sea precisamente de ese color en realidad. Aquí va un pequeño resumen en imágenes, dado que hoy no tengo energía para palabras.



PAISAJE NEVADO DE SIROGOJNO

Salimos de Belgrado con un sol precioso, pero llegar a nuestro destino ese día no fue tan fácil como creíamos. Nos vimos sorprendidos por una gran nevada. Una vez allí, creo que valió la pena. Nos alojamos unos días en una de esas cabañas de madera típicas de la zona de Zlatibor.

Desayuno con el que nos recibía cada mañana el mesero de la "kafana". Completo, completo, al estilo "zlatiboreño": cuajada casera, té de Zlatibor, prsuta, kajmak, bacon, pita de acelgas y de queso, pastel integral,... todo delicioso y perfecto para resistir un día de "montaña".

MOKRA GORA

Simulando el estilo de las casas típicas de esta zona, Emir Kusturica reprodujo un "pueblo" para grabar su película "La vida es un milagro". A pesar de las numerosas recomendaciones por parte de muchos serbios, demasiado artificial para mi gusto. Sobre todo, después de visitar Sirogojno. Valió la pena el camino hasta allí, un puerto de montaña camino del río Drina y de la ciudad de Visegrad, protagonista del nobel "Puente sobre el Drina", el autor más internacional del que presumen los serbios .


VRNJCKA BANJA

Zona de balnearios muy conocida en Serbia. Nuevamente, me decepcionó un poco la calidad de los servicios, pero valió la pena el paseo que pude compartir con mis padres esa mañana de domingo a pesar de que el tiempo no era ideal. Abajo, un momento de sol.


MONASTERIO DE ZICA

Y desde la tranquilidad de los spas, decidimos aventurarnos por las rutas de los monasterios ortodoxos del sur de Serbia. Dada la imposibilidad de visitar actualmente los de Kosovo, que son de los más representativos, nos decidimos por el de Zica, no menos importante. Aquí fueron coronados los primeros 7 monarcas serbios, y siempre fue enclave importante en contra de la resistencia turca. Desde que lo visité, lo he visto en montón de fotografías en la televisión y publicidad por las calles de Belgrado.


TOPOLA

Abajo, el mausoleo que la dinastía Karadjordjevic tiene en Topola (centro de Serbia). Está situado en lo alto de un montículo cercano a la ciudad y rodeado de un bonito bosque. Valió la pena el paseo después de una suculenta y grasienta hamburguesa en un grill cutre, pero auténtico, de la Serbia profunda, en donde nos acabamos encontrando a nuestro embajador :)

BELGRADO - ZEMUN

De vuelta a Belgrado, nos dedicamos a pasear por algunos de los rincones más bonitos de la ciudad. Para mi gusto, Zemun es uno de ellos por estar lleno de ese cutrerío gris y decadente del este del que hace unos días "hablaba" Odara. Abajo, otro momento de sol en un día en que había nevado (y volvería a hacerlo horas más tarde).

NOVI SAD

Fue una escapada rápida la que hicimos a la zona del norte, Vojvodina, pero creo que valió la pena. Aunque no me dijeron nada en concreto, creo que fue la que más les gustó. Probablemente por parecerse más a "nuestros estándares" de ciudad y grado de cuidado. En ella se nota mucho la influencia austro-húngara y poco o nada se asemeja a la algarabía "turca" del centro-sur del país. Abajo, vista desde la fortaleza de Petrovaradin.

Y entre escapada y escapada, hubo mucho turismo gastronómico, que siempre está muy bien, y no menos escapadas nocturnas y algún que otro baile en "kafanas"...

Espero que se hayan llevado una buena impresión y que ellos repitan y otros os animéis :)

domingo, 16 de marzo de 2008

Domingo, 16 de marzo de 2008.
18:38
Acabo de recuperar la libertad (física y, sobre todo, MENTAL).
Por fin.
A VOLARRR

domingo, 17 de febrero de 2008

17 de febrero de 2008

Son alrededor de las 4 de la tarde y las cadenas de televisión serbias, en plena sesión de “tarde de cine”, interrumpen por momentos su programación para conectar en directo con el parlamento kosovar. La emisión dura escasos segundos. En seguida, vuelta a la normalidad. Es como quien está nervioso porque algo está sucediendo y se tapa los ojos pero entreabre los dedos, como no queriéndose perder lo que pasa. A los pocos minutos, primeras manifestaciones de alegría en Pristina y primeras reacciones violentas en Belgrado, en donde sienten que “la cuna de su patria les ha sido injustamente arrebatada”.

Sentada en el sofá, con el ordenador en el regazo, no sé qué sentir… No me sé (ni creo que quiero) posicionar, pero supongo que el sentimiento de los que me rodea me invade. ¡Te han comido la cabeza!, pensarán muchos. Pues es posible, pero del mismo modo siento que las potencias occidentales se la han comido a muchos de mis compatriotas. En estas viejas historias, corre la sangre en ambas partes muchas veces, y no hay pelea alguna si dos no quieren. Y me molesta la frialdad con la que habla mucha gente en España. Supongo que hay que estar aquí para vivirlo de otra manera.

Que Kosovo sea independiente o no, como he dicho, ni me va, ni me viene. Pero no puedo dejar de pensar en los serbios que han quedado en los enclaves del ahora territorio kosovar “independiente”. De primera mano sé que viven con cortes constantes de agua y electricidad, que viven con el miedo metido en el cuerpo, como seguramente vivió en tiempos de Milosevic la población albanesa. Culpables unos, y culpables los otros.

Horas más tarde, vienen unos amigos a tomar café a casa. No nos atrevemos a salir de la calle por todo el revuelto que hay, que a medida que pasan los minutos se va volviendo más y más violento. Uno de ellos vivió en Pristina a finales de los 90, cuando se vivieron algunos de los momentos más críticos en la provincia; cuando la OTAN tuvo que intervenir y bombardear Serbia. Mientras tomamos café, cuenta en todo dulce y amargo a un tiempo la historia de Jelena, su hermana. Hace 3 años, el 17 de marzo de 2005, el día del comienzo de aquellas 3 jornadas sangrientas en las que extremistas albaneses arrasaron aldeas kosovares serbias, entre otras cosas, Jelena dio a luz a Vuk, su primer hijo, y cuyo nombre significa “Lobo”. Fueron días de nerviosismo, miedo y desconcierto,… Vuk fue el primero de los 6 varones que nacieron en la pequeña aldea de G., a escasos 6 kilómetros de la capital kosovar. Todos hombres. Cuenta la leyenda que en tiempos de guerra nacen más hombres que mujeres, historia que, afortunadamente, no me atrevo a rebatir. Hoy, 17 de febrero de 2008, día de la independencia kosovar, vuelve a reinar la incertidumbre en aquellas aldeas serbias. Tres años después, curiosamente, Jelena vuelve a dar a luz. Esta vez es niña: Mirna, que significa “tranquilidad”. Casualidad o no, todo parece un deseo de esos anhelados tiempos de paz. Pero sólo el tiempo lo dirá.